Pedid tierra, libertad y socialismo

Secretario de Memoria Histórica de las Juventudes Socialistas de Málaga capital

Rafael Escuredo, primer presidente de la Junta de Andalucía.

El 19 de junio los andaluces están llamados a las urnas para decidir con su voto quiçen es el próximo presidente de la Junta de Andalucía. Las dichosas encuestas reflejan que la extrema derecha podría tener la llave del Gobierno que se constituya después de las elecciones, siendo imprescindibles para una hipotética investidura de Juanma Moreno. Pero las encuestas son eso, encuestas.

Lo triste del pueblo andaluz es que parece haber olvidado su historia. Somos una tierra de campesinos y jornaleros que trabajaban de sol a sol a las órdenes de señoritos terratenientes. Somos la tierra del trabajador, del humilde, del hambriento. En el pasado más reciente, somos esa autonomía que peleó en la calle por sus derechos ese 4 de diciembre, que fue a votar en masa ese 28 de febrero. Somos el recuerdo emocionado de un Caparrós trágicamente asesinado por defender aquello que era legítimamente nuestro, somos un pueblo al que le dijeron que no fuera a votar por su autonomía, y les dimos con la papeleta en los dientes. Esta es nuestra historia, esto es lo que somos: un pueblo valiente, reivindicativo, justo y solidario. Cuando perdamos nuestra concepción histórica como pueblo, lo habremos perdido todo.

¿Cuántos andaluces tuvieron que pelear por nuestra autonomía? ¿Cuántas manifestaciones? ¿Cuántos lemas?... Lo que conseguimos fue un hito histórico sin precedentes, pero los andaluces parecen no tener claro que en estas elecciones nos estamos jugando todo aquello que costó, como diría Winston Churchill, sangre, sudor y lágrimas. Vox llega a estas elecciones como el lobo que se disfraza de gallina al entrar al corral, adoptando un discurso donde reiteradas veces por minuto hablan de “el pueblo andaluz”. ¿Cómo puede no caérseles la cara de vergüenza? ¿Dónde estaba la extrema derecha cuando al pueblo andaluz se le decía que no podía tener autonomía directa? ¿Dónde estaban cuando esto era un cortijo de señoritos terratenientes? Ambas preguntan tienen una misma respuesta: estaban donde han estado siempre, en contra de los derechos y libertades de los trabajadores, es decir, en contra de los derechos y libertades de los andaluces. Siempre contrarios a la desobediencia y la organización proletaria y campesina, la extrema derecha sigue teniendo esa esencia, ese olor, de señorito a lomos de un caballo, aunque ahora se intenten echar colonia. Sus traiciones a este pueblo son históricas, y pese a que hoy en día han aprovechado errores ajenos para manipular y suavizar la historia, los andaluces que se dejaron la piel esos años son incapaces de olvidarse de quien estuvo del lado del pueblo y quién, por el contrario, no defendió más que los intereses de los pudientes y los señoritos.

He hablado antes de lo que somos, ahora voy a hablar de lo que hubiesen querido que fuéramos. Desde Blas Infante, padre de la patria andaluza, los que han despreciado e insultado a esta tierra hubiesen querido cambiar los acontecimientos. Pretendieron aplacar el movimiento andalucista de Infante, por darle voz a quienes ellos consideraban que habían de callar para siempre; por escribir un himno que hablaba de jornaleros pidiendo tierra, por querer levantar un espíritu de lucha y esperanza para los andaluces. Infante cayó fusilado en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona, pero su legado aún pervive, habiendo sido el motor fundamental de todo lo ya conseguido, es el latido que se siente cuando se sigue defendiendo Andalucía.

Años más tarde, y al hilo de lo anterior, llegada la formación del Estado de las autonomías, su preferencia para Andalucía era una vía lenta, la opción de segunda. Tras lograr el referéndum (con lo que costó), modificaron las normas a mitad del partido con la aprobación de la Ley de Modalidades de Referéndum, para hacer más tedioso y poner mas trabas en el camino hacia la dignidad. No contentos con todo lo anterior, en los censos llegó a haber hasta un 25% de fallo entre fallecidos, emigrados…todo lo que pudo hacer el gobierno de centro-derecha de la UCD para que no hubiese autonomía plena, lo hizo, según palabras textuales del exministro de la propia UCD, Manuel Clavero.

Ahí es donde ha estado todo el espectro político de la derecha siempre, en oposición frontal a los derechos de los andaluces. El próximo 19J parece que los hijos de los que despreciaban directamente a Andalucía tendrán la oportunidad de formar Gobierno, perpetrando una de las mayores mentiras que ha habido en la historia reciente de España: que la derecha ahora sí cree en Andalucía. Cada vez que veo a Moreno Bonilla enarbolar la blanca y verde, pienso en el pobre García Caparrós y Blas Infante ojipláticos y desconcertados, porque los sucesores de quienes apretaron el gatillo por llevar la bandera, hoy se apoderan de ella. No dejemos caer en las garras del agilucho el espíritu de la blanca y verde.

Pero los andaluces hemos demostrado de sobra que no somos un pueblo que acata lo que otros escriben para nosotros. Nos quieren hacer creer que estas elecciones son un mero trámite, que ya se saben los resultados. Pues miren ustedes, no. Ya han querido resignarnos muchas veces, y siempre hemos respondido, y esta no será menos: nos movilizaremos, votaremos y tendrán que ver como Andalucía, por honor a su historia, les ha vuelto a cerrar la puerta en las narices. Para llevar a cabo ese vuelco, hay que tener claro que el único capaz de aglutinar el voto de la mayoría social de Andalucía para frenar a la extrema derecha, se llama Partido Socialista Obrero Español de Andalucía (PSOE-A) y se llama Juan Espadas.

La etapa del PSOE en el gobierno autonómico tuvo sus errores, bien subsanados por la nueva dirección del partido, que plantea un modelo social y económico como merece Andalucía. El próximo 19 de junio vota para parar a la extrema derecha, vota por la Andalucía que quieres; y sobre todo, vota para que Infante y Caparrós se sientan orgullosos al ver que la lucha sigue. Vota PSOE-A.

Ni un solo voto en casa. Andaluces, a las urnas.

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