Viaja. Organízate el camino. Pero piérdete. El viaje es para eso.
Viaja. Organízate el camino. Pero piérdete. El viaje es para eso.
He descubierto que Londres es una ciudad para ver mejor perdido. Sí, todo lo turístico es precioso: la catedral y la abadía de Westminster, Carnaby, Fleet Street, el British Museum... Pero en todos los días que estuve allí no fui tan feliz como perdida por el Soho (sí, perdida de verdad) y por el absolutamente maravilloso barrio de Shoreditch.
Shoreditch, un barrio en boga entre la gente joven y alternativa, lleno de tiendas de discos, de cosas extrañas de decoración, de librerías y de bares y cafés peculiares, es el antídoto perfecto a un día exhaustivo de turismo intensivo a pata. No está excesivamente abarrotado, especialmente entre semana, cuando es un oasis de tranquilidad en medio de una urbe tan estresante como es Londres.
El paseo por Liverpool Street, Shoreditch High Street y sobre todo Bethnal Green es de verdad delicioso. Llegar hasta Brick Lane y seguir en dirección a la Torre de Londres es el punto final perfecto a tu día allí. Por supuesto, no puedes dejar de ir a Rough Trade, la famosa tienda de música (digo música porque no sólo tiene discos, ni mucho menos; de hecho, es bastante probable que te topes con un concierto de una banda londinense desconocida). Mi descubrimiento particular: el pub de Brewdog (esa cerveza punkarra escocesa que está empezando a hacerse un hueco) en Bethnal Green Road. Es tranquilo, moderno, perfecto para los solitarios, con mesas amplias de madera y una terraza casi tan acogedora como sus camareros.
Otro oasis en medio del frenesí: Marylebone. Allí me hospedé durante los días que pasé en la ciudad. No sabía mucho (más bien nada) del barrio y me sorprendió gratamente; está lleno de pequeños y preciosos cafés y pubs, todos con una decoración muy cuidada, librerías de ensueño y tiendas peculiares. Durante los últimos años se ha ido convirtiendo además en una referencia del mundo gourmet en Londres, gracias a sus tiendas y restaurantes. Si Shoreditch es una fotografía de edificios típicos industriales, con sus ladrillos rojos y sus chimeneas cilíndricas, Marylebone es el ejemplo perfecto del barrio residencial londinense: todas sus casas parecen salidas de Love Actually, con las flores en la puerta y la bicicleta en los escalones.
Me quedó mucho por descubrir, por supuesto; pero creo que vi lo suficiente, me salí de lo habitual lo suficiente, como para enamorarme. Londres es historia y tradición, sí; pero por encima de todo es modernidad, música y literatura. Después de todo, ¿dónde sino iba a estar llena una librería a las nueve y diez de la mañana?
