Antiguo convento del Espíritu Santo, en una imagen de archivo.
Antiguo convento del Espíritu Santo, en una imagen de archivo.

Si tanto se nos llena la boca diciendo que el patrimonio es del pueblo de Jerez, hagámoslo nuestro de la forma en que podemos hacerlo nuestro, esto es, protegiéndolo y garantizando que nunca abandone nuestra ciudad.

Conservo entre mis cosas, esas que siempre dices que vas a tirar pero que al final siempre están ahí cuando rebuscas cada cierto tiempo, una de las guías que el Diario de Jerez repartía cada día de la Semana Santa para informar de las hermandades con más detenimiento. La que yo tengo es del Domingo de Ramos de 2007 y en su portada se puede contemplar el misterio de la Coronación de Espinas visto desde el interior de la iglesia de San Pedro. Muchos seguro que lo tenéis también y quizá ahora os dé por revisarlo de nuevo. Ciertamente no hace mucho de eso, diez años no son nada para las personas, o sí (diez años menos de hipoteca, pero también de tiempo de vida), pero para el patrimonio abandonado y dejado puede resultar fatal y provocar unos daños irreparables para siempre. Pero a lo que iba: en la primera página me topo con una fotografía en la que se ve al entonces delegado de Urbanismo, Pedro Pacheco, acompañado de dos monjas dominicas en el interior de una estancia. Todos están mirando hacia arriba. Y sobre impresionado en la foto, una frase que reza algo como “la GMU colabora en la restauración de los techos del convento del Espíritu Santo”. La difunta Gerencia Municipal de Urbanismo (asesinada por Pilar Sánchez, por cierto) con su jefe supremo a la cabeza, ayudaba a recuperar parte del convento. Vuelvo a repetir que hace sólo diez años de eso.

Reconozco que nunca he estado en dicho convento. Prácticamente coincidió mi llegada a Jerez con el abandono del mismo por parte de la menguada comunidad de monjas dominicas. Pero en las fotos que he podido ver se observaban elementos de gran categoría y de época renacentista, algo que no abunda en exceso por Andalucía Occidental. Estamos hablando del primer convento que se erigió en la ciudad, de un edificio histórico de primer orden y de un patrimonio que la ciudad debería tener más en consideración (bueno, como ocurre con todo el patrimonio en Jerez). El caso es que José Manuel Moreno Arana publicó en su perfil de facebook unas fotografías en las que se veía el escaparate de un anticuario del centro de Sevilla. Junto a éstas, otra del interior de la iglesia del convento del Espíritu Santo con un retablo dedicado a San Francisco con un particular diseño jaspeado.

Para el historiador del arte no había dudas: se trataba de una parte de dicho retablo expuesto para su venta. La historia del expolio del convento, sus operaciones de venta frustradas y su estado actual, así como la imposibilidad de acceder a su interior, daría para escribir una novela de misterio de las de éxito. No todo se vendió o permanece guardado por el obispado, también hubo robos y engaños; agentes inmobiliarios, que no eran tales, que se aprovecharon de unas monjas aparentemente pánfilas. Lógicamente desconocemos si el retablo ha llegado a ese escaparate por la vía legal o no, pero hemos alertado a la Consejería de Cultura para que ese anticuario justifique debidamente la procedencia de lo que vende: si ha sido comprado, conservará la factura y ahí terminará la historia, al menos este trozo de la historia.

Pero lo verdaderamente preocupante que subyace de todo esto no es el hecho del expolio y la degradación del convento en tan corto espacio temporal, sino que no estuviese protegido el inmueble y todo su interior con la declaración de bien de interés cultural. Moreno Arana lo intentó en su día, pero la Junta alegó que la operación era inviable al no poder hacer frente la administración al coste del mantenimiento de tanto BIC que existe en Andalucía. Claro que es la misma administración que paralelamente elaboró fondos de reptiles, EREs falsos y todos los chanchullos que todos conocemos, todos ellos asuntos mucho más importantes que proteger un patrimonio que luego redundaría en riqueza para la ciudadanía de toda la comunidad autónoma.

Desde la iniciativa ciudadana, que debe reconocer que se ha movido torpemente y no ha hecho caso de las advertencias que historiadores como Manolo Romero Bejarano, Esperanza de los Ríos o el propio Moreno Arana han pregonado durante años, vamos a proceder a solicitar nuevamente dicha declaración para el Espíritu Santo y también para Santa Rita, al que la escasez de vocaciones terminará condenando a revivir la historia tarde o temprano. Si tanto se nos llena la boca diciendo que el patrimonio es del pueblo de Jerez, que a lo largo de los siglos lo ha sufragado de distintas formas, hagámoslo nuestro de la forma en que podemos hacerlo nuestro, esto es, protegiéndolo y garantizando que nunca abandone nuestra ciudad.

Lo mismo debiera solicitar nuestro ayuntamiento para el palacio de los Condes de Puerto Hermoso, al que le queda poco siendo comisaría, antes de que ocurra lo que todos sabemos que sucederá, máxime teniendo muchos presente todavía lo que sucedió en su día con el palacio del Salobral, Riquelme, San Blas, Villapanés o el del Marqués de los Álamos del Guadalete. Ante una administración local que reconoce que no posee recursos para el mantenimiento del patrimonio (bueno, más que reconocerlo, se ve por todas partes), quizá esta forma de protección preventiva evitaría hechos como los que ha vivido el convento del Espíritu Santo en esta última década. Para ello solamente hace falta algo que no cuesta dinero: tener ganas y voluntad de hacerlo y ser todo lo ágiles que se pueda. A ver si por una vez se hace lo que se debe hacer.

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