El pasado que vuelve, pero no uno que se repite sin más

La Autoridad para la Defensa de la Constitución atribuye a la AfD “planes para deportaciones en masa”, manejarse con el concepto de 'Umvolkung', un término nazi para la regermanización

Friedrich Merz, nuevo canciller alemán.
05 de mayo de 2025 a las 18:55h

El pasado vuelve, volvería, aunque no uno que se repite sin más. Unamuno escribió ese drama en el que se alternan cuatro generaciones en las que los abuelos y los nietos se entienden, como los hijos no se entienden con sus padres. Los nietos entroncan con sus abuelos y rechazan a sus padres. Un juego dramático que se despertó en mi memoria con los últimos acontecimientos alemanes y que no hay por qué extender, palabra por palabra, ante todo lo que aparentemente pudiera parecer igual. Pincel y no brocha gorda, en tiempos de brochazos a lo loco.

Llamó mi atención el silencio del nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, ante el acta de la Autoridad para la Defensa de la Constitución, que ha sido nombrada por cierta prensa española como simplemente “los servicios secretos”, en un claro brochazo sin pincel. Lo digo porque la Alternativa para Alemania (AfD) calificó así mismo a la Autoridad ya citada, tratando de unirlo a resonancias pasadas. Sí, es un servicio secreto y no sin sombras, especialmente por problemas referidos a investigaciones problemáticas respecto, precisamente, a personas u organizaciones de extrema derecha, incluidos atentados.

La Verfassungsschutzbehörde, Bundesamt für Verfassungschutz, en su nombre oficial, que traduzco exactamente, tiene una doble instancia: federal y federada. Como tantas otras cosas, solo puede comprenderse algo así en el propio contexto, lo que no significa que no se pueda criticar su hacer, etc. España tiene su equivalente y ningún periódico sale a hablar de los servicios secretos dedicados al interior del país, solo porque estén integrados en la Policía o en los Servicios de Inteligencia.

Bien. A días de que Alemania nombrara a su próximo canciller federal, se supo que la Autoridad para la Defensa de la Constitución declaraba, tras sus investigaciones, que la AfD sería una organización extremista de ultraderecha. Merz ofrecía su silencio ante tamaño escándalo; Vance, vicepresidente estadounidense, se entrometía en la política alemana declarándose en favor de la AfD y poniendo en duda al Estado alemán; la AfD anunciaba su repudio y hoy mismo presentaba una denuncia judicial contra la calificación de ultraderechista recibida.

El problema es serio en multiplicidad. Apareció la pregunta publicada sobre qué hacer con todos los funcionarios públicos miembros de la AfD si esa calificación sigue adelante, ¿habría que suspenderlos como servidores públicos? Hablamos de maestros, policías, etc. La financiación estatal de la AfD, ¿debería seguir financiando el Estado a una organización extremista? Más aun, ¿debería iniciarse un procedimiento de ilegalización de la AfD? En medio de esta controversia fundamental que afecta al Estado Democrático de Derecho alemán, Merz calla, y las polémicas protagonizadas por él mismo siguen flotando en el aire, en especial la aceptación de los votos de la AfD para una iniciativa parlamentaria cuando todavía era candidato en estas últimas elecciones. Hoy publica el diario taz sobre el pasado familiar de Merz y eso es lo que me hizo recordar la obra de Unamuno, sin atribuir a nadie nada; para observar y reflexionar.

La Autoridad para la Defensa de la Constitución atribuye a la AfD “planes para deportaciones en masa”, manejarse con el concepto de Umvolkung, un término nazi para la regermanización, y que, al parecer, desharían reactivar dado que se sentirían víctimas de que se esté produciendo una desgermanización planeada de Alemania. Todo enormemente preocupante y que deberá ser defendido con pruebas y examinado en los tribunales de justicia.

Intensamente preocupante si además observamos con perspectiva la fiebre sobrevenida de rearme en Europa, país por país, y el enorme presupuesto para los ejércitos, también el alemán, recientemente aprobados. Resulta inimaginable adónde pueden llevar las actuales dinámicas ultranacionalistas que se han desatado en el mundo, de las que los medios de comunicación y propagación de noticias, y de noticias falsas y mentirosas, dan permanente y puntual cuenta. En el bosque de la infoxicación, de la saturación del espacio publicado, al que pertenecen más las redes antisociales que los periódicos, las gentes viven desorientadas y la manipulación extiende el miedo para guardar la viña.

El odio se cultiva hacia el interior tanto, o más, que hacia el exterior. Se trata de rechazar a los extranjeros solo por serlo, y para poder rechazarlos primero se los despoja de honestidad o de cualidades humanas. En el interior, Milei acusa de mono a todo el que se oponga a sus deseos ideológicos. La deshumanización, o despojar de toda honestidad a cualquier persona que piense distinto, es el común denominador de todas las derechas y ultraderechas en este momento histórico. Conviene, para empezar, dejar de nombrar conservadores o liberales a los que simplemente son derechistas. Mientras, las izquierdas democráticas siguen desorientadas.