¿Alguien les ha preguntado si se consideran alienadas? Porque lo mismo están ahí hasta por voluntad propia.
Parece el titular de una noticia, lo sé, pero se trata de un artículo de opinión. Así que me disculpo por proseguir con este debate que se me antojaba, a priori, cansino, reiterativo, monótono. Pero como las redes no se cansan, yo tampoco y, valga la redundancia, he caído en sus redes. Aunque esta vez no voy a hablar del fondo, que para eso ya hay tertulianos inveterados y expertos, sino de la forma. Me explico.
Primero está esa palabra que parece sacada de uno de los filmes más famosos de John Carpenter. La cosa. La cosificación. Supongo que de lo que trata todo esto es de esconder con términos huecos y rimbombantes la banalidad de un asunto sobre cuyo fondo, insisto, ya me pronuncié la semana pasada. Y luego está su némesis, su antítesis, su yang, llámenlo como quieran. La vulgaridad de "paragüeras". Vaya contraste. A mí me sugiere un trabalenguas: "Las paragüeras están cosificadas, ¿quién las descosificará? El buen descosificador que las descosifique, buen descosificador será".
Luego, emulando a Marx -el chungo, no el amigo Groucho- está aquél otro vocablo propio de otra película, esta vez de Ridley Scott. Alien. Alienación. Al parecer, las paragüeras son el opio del pueblo y todo el que diga que no es un "baboso y machista”, como me han llamado en las dichosas redes. Suena tan a sorna que los directivos de Dorna -me ha salido un pareado- deben estar descojonándose -pardiez, otra expresión hombrista- cuando se han enterado de la propuesta del pleno de Jerez. Lo dicho. Como saben que no les van a hacer ni puñetero caso, porque la cosa tiene bemoles -otra vez el dichoso idioma heteropatriarcal- pues nada, a descosificar a las azafatas, que suena molón y progre.
Ni que las chavalas fueran aliens, que ésa es otra: ¿alguien les ha preguntado si se consideran alienadas? Porque lo mismo están ahí hasta por voluntad propia. Lo mismo se sienten personas y no cosas y hasta están alegres de ser guapas y tener buenos cuerpos. Lo mismo hasta tienen carrera y además de bellas son inteligentes y piensan: “Tú mírame el culo, que la pasta me la voy a sacar yo para pagarme los estudios o lo que sea, carajote”, expresión muy de aquí. Lo mismo, por seguir la corriente del lenguaje, se sienten estereotipadas.