Sábado en la mañana. Me siento en una terraza y pido mi pocillo de café. Se acerca un hombre joven, me pide una ayuda. Mis amigos se habían preguntado qué es lo que me llamaría atención a mi regreso a Europa. ¿Estoy en Europa o sigo en Buenos Aires? Estoy de vuelta en Europa, aunque esta misma escena la haya vivido todas las mañanas en el centro de Buenos Aires. La vivo cada mañana también acá.
Mis amigos europeos me preguntaban si se veía la pobreza en Buenos Aires. Cuando llegué allá no me llamó excesivamente la atención. He documentado la pobreza desde hace varios años en todas las ciudades europeas que he visitado. La pregunta de mis amigos europeos tiene que ver con la idealización, la romantización que hacemos de nuestra vida acá. Allá romantizan nuestra vida como una más perfecta y mejor.
Lo más probable es que la ultraderecha gane las elecciones en Italia. El Gobierno socialdemócrata de Dinamarca practica políticas de inmigración propias de la derecha más retrógrada. El domingo fui a un café y una mujer mayor, a más de dos metros de distancia de mí, y con un cojín de por medio, lo primero que hizo cuando me senté fue atraer hacia sí su bolso. Le dije que no se preocupara y me respondió que quería dejarme sitio. La señora estaba acompañada. Seguramente, también por un miedo irracional.
La propaganda no ha dejado de funcionar para la construcción idealizada de un mundo donde cada quien podría llegar a lo más alto, donde cualquiera es un príncipe porque puede comprar alguna cosa de lujo, según la propaganda, y quien no puede hacerlo es por su propia culpa. Los refranes han ayudado, desde antiguo, a que la propaganda sea la sabiduría popular que debe seguirse. Los refranes contra las mujeres; los refranes contra los pobres; los refranes contra los diferentes. Los refranes que le entregan casi a cualquiera una verdad para explicar todas las cosas del mundo. Pereza no es pobreza, pero por ahí se empieza. La culpabilización del pobre es antigua, repetida durante siglos, avalada desde los púlpitos. Al mismo tiempo, los ricos se han convertido, para muchas personas, en caballeros heroicos medievales con toda su épica: dan trabajo, dan donativos y serían queridos por muchøs.
Tengo la impresión de que habría amplias mayorías sociales que se han abrazado a una suerte de pensamiento mágico, a la magia simpática. Que apoyar, defender e idealizar a los ricos en todo lo que hagan los acerca a ser, ellos mismos, ricos. Despreciar a los pobres, a quienes sean más pobres que uno, elimina la posibilidad de serlo a quien se comporte con ese desprecio. Y así con tantas cosas. De esta manera, el modo de observar la realidad quedaría convertido en una simple expresión de la realidad deseada y la negación de la realidad.
¿Cuál es la realidad? ¿Depende del cristal con que se mira? Sí y no. Se pueden tener opiniones sobre las cosas, pero hay cosas que no parecen discutibles, y no solo que la Tierra sea redonda. Que las masas de personas pobres o sin los medios suficientes para una vida digna es evidente que tiene su origen en la acumulación obscena de riquezas por parte de unas pocas personas. Qué sin impuestos no pueden funcionar nuestras sociedades es también indiscutible. Que el Planeta va camino de la destrucción por la mano del ser humano es indiscutible. Que el actual capitalismo causa enormes sufrimientos a los seres humanos me parece indiscutible.
Andalucía es la Comunidad española con más agricultura ecológica, sí, pero Andalucía es una de las Comunidades españolas más pobres. Sin duda, es discutible que bajar los impuestos a los que más dinero tienen sea la solución. Bajar los impuestos significa tener menos servicios públicos en salud y educación, por ejemplo. Si en una de las Comunidades más pobres hay que pagar al médico privado o el colegio privado o concertado, parece de matemática sencilla que habrá personas que no puedan ir al médico ni al colegio. Por esto es importante para los de la ideología de bajar impuestos que los pobres sean culpables de su pobreza. No podrán ir al médico por su culpa, la responsabilidad sería suya. No es cierto, en mi opinión. La religión les recomendará a los pobres esperanza en la vida eterna y a los ricos que no pagan impuestos, la caridad y la limosna.
Hemos perdido, como sociedad, la conciencia de pertenecer todøs juntøs a la Humanidad. Hay personas que se creen superiores al resto y con más derechos que el resto; nadie sabe por qué, ni ellos mismos. Y en esto se muere Isabel II de Inglaterra y los fastos de la corona británica son llevados, por la televisión, hasta la última chabola del Planeta; no recuerdo ahora quién lo dijo. Fastos de un funeral que implican la superioridad de esa familia respecto a la Humanidad. Por suerte, hay cada vez más personas que no se creen más todas estas leyendas inventadas, como que la falda de los escoceses sea medieval, que el edificio del Parlamento de Londres sea tan antiguo o que la familia real británica actual no sea de origen alemán. Que los pobres sean responsables de su pobreza, que las mujeres sean menos que los hombres o que la única familia posible sea la heterosexual monógama.
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