“Si no eres demócrata, ¿cómo vas a gestionar una democracia?”, reflexionaba Javier Nart en esta entrevista de hace un par de semanas. Es lo primero que se me ha venido a la cabeza al escuchar a ciertos dirigentes del PP, y a sus periodistas voceros, desacreditando a los partidos minoritarios que han conseguido representación parlamentaria en las elecciones europeas. Que no votaron la Constitución era algo que ya sabíamos, pero que iban a ser capaces de cuestionar los resultados de lo que se supone la máxima expresión de la democracia, empieza ya a ser altamente preocupante.

No es la primera que lo hacen. Ya después de las elecciones que siguieron a los atentados del 11-M cuestionaron los resultados y se pasaron la legislatura completa poniendo en duda la legitimidad del Gobierno. Con esta actitud, no solo demuestran su profundo desapego a la democracia y las libertades, sino que nos tratan como a seres inferiores que no merecemos ser gobernados por ellos. Ahora, de nuevo, al criticar e insultar a los partidos que han irrumpido con fuerza en el panorama política nacional, no solo están dirigiendo sus tiros hacia los partidos en sí. Están, en realidad, desacreditando la integridad de los votantes, menospreciándoles  y poniendo en duda su inteligencia.

Rajoy ha afirmado que encargará estudios para averiguar por qué han perdido una tercera parte de sus votantes. No hace falta ningún estudio para llegar a conclusiones claras y concisas. Basta con abrir las ventanas y escuchar al pueblo. Basta con salir a la calle y ver la miseria generalizada. Los votantes los habéis perdido, entre otras cosas, por asuntos como los que hoy mismo han salido a la luz.

Por un lado, la corrupción instalada en el sistema en general y en su partido en particular. Hoy hemos sabido que Hacienda confirma en un informe que el que era marido de la ministra Mato, Jesús Sepúlveda, recibió grandes sumas de dinero de la trama Gürtel. Hemos sabido que recibieron como mínimo dos coches, un BMW y un Jaguar, y que están por confirmarse otros dos vehículos. Hemos sabido que la trama pagó viajes de su familia, que pagó la celebración del cumpleaños de su hija y su comunión. Pero también hemos sabido que nada ocurrirá al no considerarse delito defraudar menos de 120.000 euros al año, aunque su montante supere el medio millón de euros.

Por otro lado, como decía al principio, la falta de ADN democrático en sus filas. Carlos Floriano o Rita Barberá son solo dos de sus dirigentes que han tachado a los votantes de otras opciones de radicales antisistema y otras lindezas. Se sumaron rápidamente sus medios afines y su marca blanca, UPyD. Lo de Rosa Díez da para un artículo dedicado a ella solita, pero me parece como mínimo insólito que ella, precisamente ella, hable de ‘populismos’.

Antisistema, Sra. Barberá, y en contra de cualquier cosa que se pueda parecer a una democracia, es sacar a la gente de sus casas, privatizar la Sanidad, fomentar despidos, obligarnos a sanear a la banca, quitarnos nuestros derechos, nuestra dignidad y nuestro futuro y celebrarlo en el balcón del Ayuntamiento de Valencia, con un bolso Louis Vuitton -regalado por la trama Gürtel- colgado del brazo.

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