Ni machismo, ni totalitarismos, ni derechas

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Miembro de la Asociación de Hombres Igualitarios de Andalucía. (A Rocío siempre, antes, después y luego)

Políticos de Vox, PP y Ciudadanos en la concentración de Colón "por la unidad de España". FOTO: TETESEBAS.
Políticos de Vox, PP y Ciudadanos en la concentración de Colón "por la unidad de España". FOTO: TETESEBAS.

Viendo la imagen de los dirigentes de la derecha en la pasada manifestación de Madrid, me reafirmo más en el convencimiento de la urgente necesidad de un cambio en el modelo de masculinidad.

La identificación con el patriarcado, y el machismo de las opciones políticas que se concentraron, para protestar contra un gobierno democrático y feminista, es evidente. Ellos representan un modelo de país que a la mayoría nos repele, perpetua el poder de los hombres, y sigue condenando a las mujeres a posiciones de subordinación, subsidiarias y marginales. 

Un modelo de masculinidad muy peligrosa, que busca mantener el poder y las jerarquías que le permiten disfrutar de sus privilegios.

Un discurso político que legitima las desigualdades, y da falsos argumentos a la incertidumbre de muchos hombres, perdidos y desorientados ante el avance de las mujeres. Que nos presenta al feminismo como un movimiento contrario a la igualdad, que solo busca alterar las reglas de poder, mediante un ataque sistemático, con el objetivo de sustituirnos.

Individuos y discursos a los que no hay que tener el más mínimo temor, y combatir sin pudor, desmontando sus mentiras y haciendo florecer el egoísmo y el totalitarismo de su ideal político.

Los hombres que nos sentimos y declaramos igualitarios, y todos aquellos que no, porque las potentes fuerzas de esta sociedad patriarcal, aun no les han permitido averiguar las enormes ventajas que un mundo igualitario tiene también para nosotros, no podemos dejarles avanzar, ni ser tibios o comprensivos con sus argumentos, bajo equivocadas y nobles razones de respeto democrático, libertad y el pluralismo. Ellos propugnan un sistema que no cree, ni respeta estos principios. 

No debemos hacerlo porque sus programas políticos tienen objetivos contrarios al bienestar de la humanidad. Consignas que harán que todos y todas vivamos una vida y un mundo peor, y eso se llama maldad.

En 1984 Orwell nos abrió los ojos al funcionamiento de los mundos totalitarios, el doble argumento, mantener dos ideas contradictorias al mismo tiempo; la Policía del Pensamiento; el Ministerio del Amor, que se ocupa del dolor, la desesperación y aniquila a todo disidente; el Ministerio de la Paz que desata la guerra; las máquinas dedicadas a escribir novelas que producen la noticias y la historia con la que engañar y sobornar a las masas. 

Los hombres no podemos permitir que todo esto suceda, y para ello es imprescindible que cambiemos de forma de pensar y comportarnos, que dejemos atrás el machismo, y olvidemos nuestra egoísta masculinidad. 

Trabajar por un mundo diverso, justo, y respetuoso, que propugne utopías necesarias y realizables, el fin de la pobreza, y el logro de la igualdad. Justo lo contrario a lo que ellos representan. 

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