Navidad con 'copyright'

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Con 'copyright' de la marca Jerez, con sello propio, pero con tiento y sin dejarse llevar por los cantos de sirena que susurran estos días las cajas registradoras, hay que preservarla y mimarla frente a las miradas espúreas y netamente mercantilistas. 

Singular, única, atractiva y seductora. La lista de adjetivos calificativos es innumerable si se quiere. La Navidad jerezana ha sido siempre el tesoro mejor guardado por quienes desde la cuna hemos disfrutado para nosotros mismos de esta forma excepcional de celebrar estas fiestas. Para nuestros adentros, acariciando la memoria, los jerezanos y las jerezanas hemos interiorizado desde niños la Navidad como algo nuestro, envuelta entre sones de villancicos gitanos, de Zambombas en la calle entre anises y pestiños, de bellezas diminutas de belenes artesanos… Un tesoro que ahora estamos en disposición de compartir, abriendo las puertas de nuestra casa para presumir de ella.

Sin embargo esta Navidad singular ahora ya no es tan nuestra, como otras muchas cosas también se ha globalizado. Tras la declaración el año pasado de la Zambomba jerezana como Bien de Interés Cultural de Andalucía, se ha abierto la caja de pandora para que todos conozcan la belleza y el filón de un evento genuinamente local pero de valores y sentimientos universales.

Bajo el difícil reto de no pervertir la tradición, la fiesta traducida en bonanza económica que atrae estos días a Jerez a miles de personas se ha convertido per se en un magno acontecimiento de repercusiones insondables. La imagen de las calles más céntricas de la ciudad atestadas de público durante este fin de semana, en un maremágnum humano sólo similar al de otros grandes eventos del calendario festivo, no es solo un hito sino un camino a seguir que denota muy a las claras que nuestra riqueza cultura y festiva es ya un pilar fundamental de nuestra economía.

Perpetuando la zambomba como acontecimiento singular de Jerez, y con la pretensión de no vulgarizar este ciclón cultural y turístico, nos encontramos en la disyuntiva crucial de comenzar a definir con precisión de cirujano qué es y qué no es una Zambomba jerezana para no desvirtuar así su esencia; esa que lleva al viajero a fijar su mirada en esta tierra buscando un producto diferente.

Con copyright de la marca Jerez, con sello propio, pero con tiento y sin dejarse llevar por los cantos de sirena que susurran estos días las cajas registradoras, hay que preservarla y mimarla frente a las miradas espúreas y netamente mercantilistas. La Navidad de Jerez, como todas las joyas, precisa de una pátina de profilaxis para su promoción y protección. Sólo así Jerez seguirá siendo sinónimo de Navidad en estas fechas.

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