Creo que voy a terminar por nombrar mi columna semanal con el día de la fecha. No recién acababa de contar que Soraya Martínez, nacida en Chile, había sido elegida alcaldesa de Montreal, cuando Mamdani, nacido en Uganda, que habla español, resultaba alcalde de NY, porque todo el país huía de Trump, lo que provocó su catástrofe electoral del 4 de noviembre de 2025 en todo el país.
Hoy, 9 de noviembre, todas las derechas se han lanzado a conmemorar que las izquierdas nunca dejarán de estar contagiadas e infectadas por Stalin, pero que ellas son puras y nada tienen que ver con Franco, Pinochet, Videla, Mussolini o Hitler. Cuando todas esas derechas tienen algún souvenir de varios o todos esos dictadores en la mesita de noche o en la del despacho.
El homo sovieticus, el intento de Stalin de practicar ingeniería del alma, de la conducta y de reducir al ser humano a un ser robotizado siempre afecto a su régimen. Y lo parecidísimas que eran, todas esas figuritas del homo sovieticus, a las figuritas fascistas que salían en las películas de Fritz Lang o en las novelas de Orwell.
Tampoco llegaron a clase el día que se hablaba de Enrico Berlinguer y del eurocomunismo, por más que aquello terminara quedando en poco, aunque fue marcando, insistiendo, en un socialismo democrático irrenunciable. Si el comunismo, muy diferente al sovietismo, nunca gobernó Italia no fue porque no ganaran las elecciones, sino porque el resto de partidos formaron el pentapartito y, durante décadas, gobiernos Frankenstein liderados por derechas o moderados terminaron por destruir las estructuras de la república italiana, anegándolo todo de corrupción. En 1976 habían sacado los comunistas italianos el 34% en la Cámara de Diputados.
Las izquierdas del mundo no están con el régimen de Maduro, aunque rechacen las permanentes intromisiones, directas o indirectas, de los Estados Unidos; lo mismo vale para Cuba y el embargo. A las derechas les importa en el día de hoy un muro, pero no el que aísla a Cisjordania y Palestina y que fotografió con su cámara panorámica Josef Koudelka, de Magnun Photos. A las derechas se les ocurre celebrar la victoria contra el sovietismo estalinista. Nada que ver con las izquierdas ni con el socialismo democrático.
Derrotaron a Salvador Allende con un golpe de Estado y el bombardeo de la Casa de la Moneda. Las derechas creen que tienen patente de corso contra todos los que no sean ellos mismos, con la falsa idea de un orden natural de las cosas, según una Ley natural que no existe.
La gente corría de Carlos Mazón, hasta que la gente lo echó. La gente empezó a correr de Moreno Bonilla por la salud pública, y porque es una cuestión de salud pública; la ironía es que el Parlamento de Andalucía tiene su sede en el antiguo Hospital de la Cinco Llagas. En Madrid, a Ayuso le dan vahídos. Las derechas se sostienen con demasiados trucos, también.
Las izquierdas tienen que encontrar su épica en la realidad de las calles. Un relato épico de la realidad, que bastante épica es. Un relato sin trampantojos y que sus organizaciones políticas sean más horizontales. En lugar de hablar de liderismo hay que hablar de activismo, diario, cotidiano, de realidad. Hay que hablar de conectividad social y no de pirámides de poder que terminan en fiascos piramidales. Así ganó Mamdani. Ante Valencia hay que quitarse el sombrero. Andalucía promete.



