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¿Os imagináis en Alemania una fundación llamada Adolf Hitler y que con tu dinero pagara una fianza a un banquero corrupto que ha blanqueado en el extranjero?

Pues eso pasa inadvertido en España, básicamente por dos razones, la primera es porque todavía la figura del dictador campa a sus anchas en el cerebelo de la mayoría como un personaje descafeinado. En los libros de historia, en los institutos, su trayectoria no es descrita como la del  tirano alemán, más bien como un estadista semi necesario. No se han resaltado con energía, intencionadamente, el carácter y los valores democráticos de la república y sus numerosas opciones políticas. Una transición hecha por la derecha hizo el resto, y por supuesto, en segundo lugar, la función cómplice desde los púlpitos de los curas que lavaron el cerebro, a grosso modo, a la mayoría de los que hoy tienen de 65 años hacía arriba, a favor de los de siempre. Esta iglesia que ahora anda tan nerviosa con los homosexuales en España y que convence poco, desoyendo la deriva del Papa Francisco, que ya sea por marketing o adaptación a los nuevos tiempos, intenta dar otra tonalidad al asunto. Un breve episodio de moderación frente a los que verdaderamente mandan en El vaticano.

En España robar así sale muy barato, tanto en concepto de cárcel como a la hora de devolver lo robado y parece que la vara de medir a la hora de criticar todo esto cuanto menos dudosa. No son pocas las veces que me he encontrado en tertulias de sobremesa a quienes atacan con maestría y placer a los que cobran una beca o una ayuda agrícola. Entregados con inquina y espanto, nunca hablan de los grandes capitales que se evaden a paraísos fiscales. Además, advierto como si todo esto fuera lo normal, incluso he llegado a escuchar que en tales condiciones todos haríamos lo mismo. Una empatía hacía el multimillonario desorbitada. Enamorados de la caridad de Amancio Ortega y su liderazgo Made in Spain.

No hay nada peor que un liberal de club social privado, de los baratos, que no asuma que su salud y el bienestar de sus hijos pasa porque la gente no evada impuestos. El otro día el señor Saldaña, político de nuestro Ayuntamiento, del PP,  hablaba con un tono exaltado y decía esta frase: “ Si un joven lo que quiere es una beca para comprarse una moto, que no vote al PP ”. Esta parrafada llega al personal como agua de mayo. Un bálsamo demagogo que ratifica sus ataques sobre lo que tiene menos importancia, frente a los verdaderos problemas que asolan nuestro país. Pero nos sentimos más reconfortados en criticar al vecino del tercero que por hablar de Mario Conde. Sin comprender que sin becas, a los niños de mi generación, en las barriadas, les hubiera sido imposible ser médicos o abogados solo con el sueldo de su padre.

Asumir que hay una élite intocable y que es así porque es imposible que el mundo y la economía se rijan de otra manera ha sido una tarea perfectamente diseña precisamente por ellos y nos lo hemos tragado. Te hacen pensar que pagar impuestos es robarte directamente de la cartera, pero luego, sin dudar, cuando controlan un hospital, como en Castellón, lo esquilman, se reparten tu dinero y te dicen que lo público no funcionará jamás porque la gente es malvada, vaga y desorganizada sin remisión ¿Han visto a algún liberal de medio pelo evitar un hospital de la seguridad social? ¿A que no?

En coherencia deberían utilizar los ahorros de toda su vida utilizando un hospital privado, donde su dueño ha sido su cómplice, lamentando la cantidad de dinero que paga a hacienda cada año para mantener el sistema. Reclamando constantemente una nueva versión de la reforma laboral para robarte y decirte que por lo menos tienes trabajo. Aunque cotices cuatro horas, trabajes doce y no llegues a fin de mes. No podremos salir de esta crisis si desde la sociedad solo se fomenta que ser emprendedor es lo único que nos hará ganar dinero y tener un estado del bienestar. Quizás el meollo de la cuestión radique en que en la intimidad nos gustaría tener dinerito en algún paraíso fiscal. ¿Usted que cree?

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