La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con Nacho Cano, galardonado en el 2 de Mayo.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con Nacho Cano, galardonado en el 2 de Mayo.

Hoy es martes de elecciones en Madrid, algo que nunca hubiera sucedido un martes si Ayuso, en su ida de olla tras ver lo que pasó en Murcia, no hubiera dinamitado la Asamblea de Madrid. Si estás leyendo esto en miércoles puedes ahorrarte los dos minutos de leerme, ya conoces el futuro. Puede ser sin embargo que prediga el futuro, pudiéndole quitar el trabajo a la bruja Lola. Sinceramente, espero que no sea el caso.

Sería raro que Ayuso no repita como presidenta de la CAM. Hay muchos motivos para pensar esto, el principal es que la mayoría de las encuestas señalan que le dan los números, incluso con posibilidades de gobernar en solitario. Hasta lo dice el CIS, cuya imparcialidad está en el punto de mira desde las últimas elecciones generales. Dudo que sea una estrategia para movilizar el voto de izquierdas, pero eso nunca se sabe.

Lo siguiente sería preguntarse por qué esto es así. Para empezar, el votante de Ciudadanos es un votante de derechas y cualquier maniobra del PSOE por conquistar ese voto y que no vaya hacia el PP es inútil. Lo de Cataluña no es extrapolable al resto de España. Cs defendía una política en la línea del nacionalismo, la desregulación y las rebajas fiscales. El votante de Cs no suele fiarse del PSOE y menos aún de las promesas de no tocar la fiscalidad. Si todo ese voto va al PP supongo que por la ley D’Hondt éste último se vería reforzado.

No es extraño pensar que el madrileño medio es de derechas, conociendo los beneficios de la competencia fiscal que le hacen a toda España. Son todo ventajas, pagas pocos impuestos y sigues recaudando bastante porque el resto del país se mata por tributar en Madrid. ¿Por qué cambiar la fórmula si funciona? La gran ventaja del votante de derechas respecto al de izquierdas es que es mucho más pragmático. Vota al partido por sus políticas sin importarle mucho quien lo encabece y cuanto robe, mientras que la izquierda se suele ver atrapada muchas veces en la dinámica del culto a la persona. Les da igual lo pésima que sea Ayuso. Si en lugar de ella se presentase una cabra votarían a la cabra.

Al respecto del posible pacto con Vox, esto no repele. La semana pasada escribía que Daniel Cohn-Bendit ya analizó en el 98 que al centroderecha le resultaba mayormente igual pactar con la ultraderecha. El miércoles, un día después, salió el resultado de una encuesta de Metroscopia que señalaba que el 78% de los votantes de centroderecha pensaba así. Y este fin de semana, Almeida declaraba que serían fascistas pero que sabían gobernar. Aunque sea una barbaridad de frase, es un mensaje que cala.

La única escapatoria de la izquierda es que por evitar a Ayuso haya una movilización masiva. Ni en su partido tienen buena imagen de ella, como para que la presidenta de NNGG, Beatriz Fanjul, la haya llamado “malo conocido”. Yo siempre he pensado que acabó encabezando el PP de Madrid porque creían que en las elecciones anteriores les tocaba perder y no querían quemar una ficha buena. Que la pusieron ahí a modo de sacrificio y al final por un factor que se escapó de su ecuación como la división de la izquierda ganó. Puede que las posibilidades de recuperar el gobierno de la CAM sean pocas, pero nunca digas que un piloto no puede acabar de un solo disparo con la Estrella de la Muerte.

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