El líder de Podemos, Pablo Iglesias, en un acto reciente.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, en un acto reciente.

Según tengo entendido, en la legislatura 1999-2003, hubo un gobierno de coalición PSOE-PA en el Ayuntamiento de Sevilla. Pasados un par de años desde que se formara gobierno se hizo una encuesta a pie de calle sobre el Ayuntamiento y su gestión. Para sorpresa del estudio, la gran mayoría de los encuestados ignoraban que el PA formara parte del gobierno municipal, creyendo que el PSOE gobernaba en solitario.

Aunque sea un resultado sorprendente, si se reflexiona lo suficiente es fácil convencerse de que no es nada fuera de lo común. Por lo general, existe mucha desafección política y hay mucha gente que siente y cree que lo que ocurra en la política no afecta a su vida cotidiana. Te levantas para ir a trabajar y hacer la compra gobierne quien gobierne, sin importarte mucho el tema. Y pase lo que pase, el Madrid jugará todos los sábados y los jueves las pizzas son más baratas. La vida sigue.

Cuando alguien que piensa así ve casualmente en la prensa al presidente del Gobierno o al alcalde que toque, lo tomará como referencia. Por lo general y especialmente en la política local, la gente va a por la persona sin importar el partido, e ignora el resto de los factores de la ecuación. Ante un panorama así, el socio minoritario de un gobierno de coalición se encuentra en una seria desventaja.

Lo más normal es que tarde o temprano le llegue la muerte. Dentro del ámbito de la izquierda, los socios de gobierno se encuentran además contra la espada y la pared. Están en la obligación moral de apoyar a la izquierda mayoritaria para evitar que gobierne la derecha. En el largo plazo da la imagen de que el voto de facto va hacia el otro partido, por lo que se acabará prescindiendo de intermediarios. Y si se negase a apoyar y gobernara la derecha, la debacle en las siguientes elecciones estaría asegurada.

Todas estas cuestiones justifican muchos de los hechos de los últimos días. Que Pablo Iglesias dejase la vicepresidencia para presentarse en Madrid no es de extrañar, ya que había llegado al estancamiento y solo podía ir a peor. Una maniobra muy hábil en la supervivencia de su partido, ya que perder toda su representación en la Asamblea de Madrid aceleraría su lento camino al hundimiento. Sin embargo, no creo que vaya a tener muy buen futuro. De hecho, ya lo estoy viendo intentando repetir esta jugada cuando le llegue el turno a las elecciones locales.

Más sonado está siendo el derrumbe de Ciudadanos. Realmente para ellos las elecciones de abril del 2019 fueron un duelo a muerte con el PP, quien quedase por encima del otro acabaría absorbiendo al segundo tarde o temprano. Lo mismo les pasó al PSOE y UP en las de 2016. Seguir comentando la caída de Ciudadanos sobra, no hay que hacer leña del árbol caído.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído