La luna y el dedo mediático.
La luna y el dedo mediático.

“De todas las lilusiones la más peligrosa consiste en pensar

                                                          que no existe sino una sola realidad”. Paul Watzlawick

Con esta cita introduce Ignacio Ramonet una parte del magnífico librito sobre el poder de los medios de comunicación, que publica  junto con Noam Chomsky bajo el título Cómo nos venden la moto. No he podido menos que pensar repetidamente en esta obra en los días posteriores a la entrevista en Salvados al vicepresidente Pablo Iglesias. Después de ver todo el programa me quedó una sensación de agradecimiento a la valentía de denunciarlo y la preocupación por confirmar lo que percibo a diario, que los verdaderos poderes no son los partidos, sino los emporios económicos que con sus brazos mediáticos conforman la realidad, y llegan con sus tentáculos a dirigir como marionetas al gobierno en favor de sus intereses.

Algo que había oído cientos de veces a mi amigo Julio Anguita, aquello de que los presidentes de muchos gobiernos son simples “manijeros” o “capataces” de los poderosos, que no se presentan a las elecciones, pero siempre las ganan, o la cita que repetía de George Soros: "Son los mercados quienes tienen sentido del Estado". Que es reconocido en los propios medios, como el estudio que cita Ramonet de un gran semanario francés sobre las 50 personas más influyentes, entre las que no había ningún político y el ranking lo encabezaba Bill Gates.

Pensaba que la izquierda debería concentrar todos sus esfuerzos en difundir estas ideas entre la mayoría social con la pedagogía apropiada para provocar la necesidad de organizarse conjuntamente para cambiar esta realidad apoyando a los elementos del gobierno que comparten y pelean por cambiar en favor de la mayoría y movilizándose por conseguirlo.

Aún no salgo de mi asombro al no ver opiniones o reflexiones y llamamiento en este sentido desde las distintas “izquierdas” de este país. Una idea fuerza tan importante y reveladora, las repetidas confesiones durante una hora de entrevista de todo un vicepresidente del Gobierno sobre el poder de una llamada a los propios ministros, o el reconocimiento de las presiones ejercidas por los lobbies poderosos, apenas merece unas líneas.

Inexplicablemente el foco de toda la entrevista se pone en el par de minutos sobre la definición de “exiliados” de los políticos independentistas catalanes, comparándolos con los republicanos de la rebelión franquista

Ninguna opinión sobre la revelación de las disputas y debates que se producen en el seno del Consejo de Ministros para conseguir que se cumplan los acuerdos firmados. Inexplicablemente el foco de toda la entrevista se pone en el par de minutos sobre la definición de “exiliados” de los políticos independentistas catalanes, comparándolos con los republicanos de la rebelión franquista. No quiero entrar en el debate sobre definición de la RAE o sobre si entre los exiliados del franquismo había muchos rojos pero también republicanos moderados o de centro derecha, o sobre si era acertada o no la expresión. Ni siquiera en la oportunidad y el objetivo de compartir las argumentaciones de las derechas, que con sus votos impiden el cumplimiento de la ley de memoria histórica.

Lo que es evidente y “de libro” es la reacción mediática, que estaba preparada desde que se le hace la pregunta. Creo que nadie tiene la más mínima duda sobre el reconocimiento, explicitado miles de veces y con iniciativas legislativas, del vicepresidente  a los luchadores contra el franquismo. Los medios tampoco. Pero el objetivo es marcar “la actualidad”. Elegir lo que es noticia y repetirlo en todos los medios responde a las técnicas de manipulación denunciadas por Chomsky y Ramonet para conseguir “la verdad” y crear el “consenso”. No se trata de razonar sobre las afirmaciones y las graves confesiones de algo tan importante como el gobierno, porque la noticia no se presenta para “informar”, sino para distraer mediante eslóganes y repetición de titulares. Esta técnica responde a la ideología propugnada por el ideólogo de Kennedy Reinaldo Niebuhr: “la reacionalidad es una técnica al alcance de muy pocos…la mayoría de la gente se guía por las emociones y los impulsos. Aquellos que poseen la capacidad lógica tienen que crear ilusiones necesarias y simplificaciones acentuadas desde el punto de vista emocional, para que los bobalicones ingenuos vayan más o menos tirando”.

Todo esto es conocido y su explicación y denuncia forma parte fundamental del discurso de la izquierda transformadora. Sabemos sobradamente cómo se organizan los poderes para crear la opinión en un concepto de democracia muy particular y compartimos la denuncia de Chomsky del principio que rige dicha democracia: “El rebaño desconcertado es un problema. Hay que evitar que brame y pisotee, y para ello habrá que distraerlo”. Pero no podemos evitar estar inmersos en este sistema, donde cada vez prima más la inmediatez y las prisas y caemos en lo que estamos intentando explicar y evitar.

Termino con la siguiente frase de Ramonet: “Querer informarse sin esfuerzo es una ilusión que tiene que ver con el mito publicitario más que con la movilización cívica”.

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