Un mantero. FOTO: CUATRO.COM
Un mantero. FOTO: CUATRO.COM

¿Un mantero es más peligroso para una pequeña empresa que una multinacional que monopoliza el mercado, pagando una miseria a sus empleados, con convenios colectivos irrisorios y abriendo festivos y domingos? ¿De verdad, así lo crees?

Me pregunto cuántas tiendas de muebles de barrio habrá cerrado esa empresa sueca de muebles tan chulos o esa otra que vende ropas tan baratas y que ya no tiene competencia en todo el territorio por lo barato, lo variado del asunto y la mínima cantidad que invierte en confeccionar esa camiseta que dura tres días, dos lavados y un planchado.

¿Cuántas horas tiene que echar un autónomo para poder competir con esas multinacionales? Por no decir los costosos impuestos que pagan estos pequeños establecimientos en relación a la grandes empresas. Es insultante. En muchos casos los grandes tiburones se ríen de los pececillos que no pueden pagar ni las nóminas de sus empleados (seamos benevolentes) y arrasan porque pagan, con peripecias legales echas a la carta por estados que apuestan cada vez más por no intervenir en la economía, pero que legislan a favor de los fuertes, miren que curioso, para que paguen una cantidad de impuestos mínima. Y no sólo eso, muchas crean entramados financieros donde no tributan ni al 2%. Por no decir que hay ayuntamientos que incluso les regalan suelo público por la cara por aquello de que crean empleo... Evasión de capital a paraísos fiscales y revisión de convenios laborales por los partidos políticos que ven un flojo y un improductivo en cada esquina (la derecha) o a gente que sólo quiere cobrar subsidios, ¿me siguen? Cada vez que una reforma laboral es revisada se les premia con una bajada de salarios a sus trabajadores y para que queden exentas de pagar dinero al estado. Cosa que pasa en cada legislatura. No falla.

Manteros negros y pobres, violentos y aprovechados que nos quitan el pan de nuestros hijos. Esos que ves como una amenaza mientras no reparas en que la salida de capitales y la ausencia de tributación está destrozando tus derechos y hacen que para operarte de esa maldita enfermedad, la lista de espera sea más larga de lo normal. Mientras, las multinacionales se comen el pastel en petit comite. Haciendo que JAMÁS las pequeñas y medianas empresas compitan con ellas, repito jamás, porque todo está orquestado para que no les hagan sombra. Fomentando la pobreza en sus trabajadores. En algunas empresas ya, por revisión de convenios, por el mismo trabajo, dos empleadas no cobran lo mismo por realizar el mismo trabajo y las mismas horas. Creando divisiones internas, envidias y una fractura donde la palabras reivindicación y huelga ya son como un unicornio. Vamos, que el miedo ya gana por goleada. ¿Libre mercado? Sólo para ellos. Juegan con ventaja. Ahora insiste, y ve echando espuma por la boca como una amenaza y odia a quien viene de la miseria, las guerras y del robo deliberado de sus materias primas por estas empresas, precisamente, para hacer esos muebles de diseño o esa ropa baratita con las que hunden, repito, a quienes cierran las tiendas en los barrios, aniquilando las ciudades y quitándoles su alma. Instalando un modelo de contratos que no garantizan estabilidad ni durabilidad en el tiempo y que parece no tener final en cuanto a recortes se refiere.

El racismo no es más que un síntoma de ignorancia. Pero es más fácil odiar y echar bilis de arriba hacía abajo que al contrario. No ganas ni mil euros o sueñas con el gran contrato de cuatro horas los domingos por tres duros mientras te aferras al odio y la violencia. Usted mismo.

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