A veces pienso que algunas personas en esta ciudad están ciegas. Y que necesitan ese barro que Jesús ponía en los ojos a la gente para que viera. Sin embargo, también, veo en nuestra ciudad gente con los ojos muy abiertos. Y no sólo los ojos, porque con los ojos sólo se ve. Si no las manos abiertas también para trabajar. Jerez lo está pasando muy mal, por mucha marca, por mucha estrella en la avenida, por mucha capitalidad de lo que sea… Jerez, una parte de Jerez, lo está pasando rematadamente mal. Con hambre. Con hambre de verdad. Ese hambre que se hace visible cuando abres la nevera y no tienes NADA. Absolutamente nada, porque ni el piloto de luz se enciende, porque no tienes energía eléctrica por no haber podido pagar.
Sin embargo, Jerez es una ciudad solidaria. Que responde como puede a las alertas de las ONG que se dedican a paliar el hambre y la necesidad en quien la padece. Hay organizaciones civiles y hay religiosas, destacando Cáritas, cuya labor es para quitarse el sombrero. Porque no piensen ustedes que esa labor es recoger alimentos y repartir tan sencillamente. Es pedir. Es convencer. Es hacer ver la necesidad. Es recoger. Es clasificar. Es repartir justamente, multiplicando el pan y los peces muchas veces. Es sufrir cuando te piden y no se tiene. Es sufrir cuando le ves el rostro a la necesidad en la cara de una persona con sus hijos. Es dar mucho tiempo tuyo a los demás.
Cuesta mucho recibir hoy más que antes, porque quien da más, normalmente es quien menos tiene y sabe lo que es el sufrimiento de la carencia. Pero estos, los que dan, cada vez tiene menos para dar. La tarea está ahora en convencer al que nunca da para que dé. Pero hay parte de la Iglesia, la misma Iglesia que es Cáritas, que no se entera, no comprende que los gestos pueden fastidiar el trabajo de muchas personas.
¿A qué viene un monumento a otra advocación de la Virgen –con la fácil que es decir María y no más- en una rotonda de tráfico? ¡Que la Virgen se merece un monumento me dirán! Pues claro que sí, diremos los cristianos. Pero los cristianos tenemos un sitio para nuestras imágenes, que no idolatramos oigan, que es como tener la fotografía de nuestra Madre, que lo es. Ese sitio es nuestra casa. Esa casa de los cristianos que se llama Templo.
Pero poner a nuestra Madre... ¡en una rotonda! ¡Cómo si fuera un muñeco de Michelín, un motorista, un catavino o un minotauro! Y ya no es sólo, el hecho de un monumento religioso en una vía civil, que chirría por todos los sentidos. Es el gesto y es el gasto. Que sí, que no lo paga el herario público, que el monumento lo paga quien quiere. Pero si necesitamos urgentemente dinero para comprar alimentos para Cáritas, para cualquier organización que ayude a quien lo necesita… ¿ con qué cara pedimos dinero para que nos digan que luego os gastáis el mismo en el monumento a la Virgen en una rotonda?
Pero no es sólo Jerez. En todos sitios cuecen habas. De hecho, en nuestra vecina localidad hermana de Sánlucar de Barrameda, también van a colocar a otra Virgen – en este caso la del Rocío – en una rotonda. De ocho metros de altura.Como Mazinger Z. Un ayuntamiento sanluqueño regido por el PSOE – ese partido que defiende el laicismo civil pero que ayuda en cuanto puede con edificios civiles a la llegada del Papa - y Ciudadanos. Un ayuntamiento que aparte de que giremos con nuestros vehículos alrededor de una figura de la Madre de Dios nos invita públicamente a leer la Biblia.