Surgieron como alternativa para aglutinar a la izquierda desde el impulso político alumbrado por el 15M. No consiguieron hacer converger en el cesto a ninguna fuerza, salvo al círculo jerezano de Podemos, pero siguieron adelante a pesar de que algunos "notables" promotores de la criatura decidieron apartarse, convencidos de que "sin IU el proyecto no tenía sentido". Ahora, tras unos espectaculares resultados electorales, que les ha dado cinco concejales, no quieren hacer valer esa fuerza y renuncian a sumar con PSOE e Izquierda Unida y sacar adelante su proyecto desde el Gobierno de Jerez. ¿Para qué ha ganado tanto Ganemos?
Esa es la reflexión que se hace buena parte de los 45.000 jerezanos y jerezanas que han votado por el cambio y por apartar a Pelayo y a su partido de la gestión municipal, tras cuatro años de infierno que nos han dejado en la UVI y con el récord de ser una de las ciudades de España con mas deuda, más paro y peor gestionadas. En política no se puede ser rehén de principios inamovibles y de lemas vomitados en la borrachera de la indignación. Quizá las indecisiones de Ganemos/Podemos tienen que ver con eso y ahora, condicionados por la machacona afirmación de que el PSOE y el PP son los mismo, les da grima desdecirse del algo que, en lo más profundo de sus adentros, no piensan. Tampoco lo piensa el propio Pablo Iglesias, un socialdemócrata radical convencido, cuyos últimos movimientos (ya no le oigo martillear aquello de la casta) son de tender puentes con el PSOE para derrotar a la derecha.
Resulta extraño que, casi dos semanas después de la municipales, la lectura de Ganemos sobre los resultados sea que la ciudadanía les ha colocado en el pleno para vigilar al PSOE. Si es así, creo que no han entendido nada y que el recorrido que pueda tener esta agrupación (agrupación de uno solo, que básicamente es Podemos consigo mismo) será muy incierta. Los colectivos que están firmando el manifiesto Por un pacto de progreso en Jerez son un indicador de que las urnas les han colocado en el lugar que los objetivos fundacionales de Ganemos apuntaban, que no eran otros que los de contribuir a la unidad de la izquierda para cambiar esta ciudad y la manera de ejercer la política. Como bien apunta el editorial publicado anteayer por este medio, parece que resulta más cómodo seguir teorizado sobre el bien y el mal y la democracia horizontal desde la bancada de la oposición, que enfundarse el mono de trabajo y emplearse a fondo para sacar a Jerez del pozo de la miseria en el que Pelayo y los suyos la han dejado.
Quedan 72 horas para saber quién dirigirá la administración municipal los próximos cuatro años. Ya no hay excusas de diferencias programáticas insalvables ni de de líneas rojas, condiciones que comparten el tripartito social mayoritario surgido de las urnas. La irrupción del discurso regenerador de Podemos, los nuevos aires que corren en Izquierda Unida (y la coherencia de su candidato), y la urgencia del PSOE y de Mamen Sanchez por demostrar que las cosas son ahora de otra manera, representan un punto de partida inmejorable para conformar un pacto de Gobierno estable que nos devuelva la ilusión y la posibilidad de tener un futuro como ciudad. Es la hora de la unidad que nos lleve al cambio. La hora de que ganemos un Gobierno de la mayoría para Jerez. Y la hora de interpretar con generosidad, valentía y arrojo la voz de las urnas. Lo otro sería continuar en el lado oscuro.
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