En 2027 se cumplirán 30 años de aquel sonado episodio que separó ¿para siempre? a la Fiesta de la Bulería de uno de los hijos pródigos del flamenco jerezano, José Mercé. Quizás ahí empezó el declive serio de este evento internacional casi sexagenario. Una bronca con sillas volando en la primera fila acabó con el cantaor de Santiago haciendo mutis por el foro y sentenciando: "No me van a tener nunca más allí". Hasta hoy.
¿El vaso medio lleno o medio vacío? ¿Nos conformamos con los alrededor de 3.000 espectadores en cuatro o cinco shows —2.859 en la edición de 2024— actuales frente a los 8.000 espectadores que pasaban por caja antiguamente, en una sola noche, en la plaza de Toros?
Con una inversión pública para los jerezanos de 149.000 euros —organiza Fundarte y, eso dicen, factura una sola empresa de la ciudad— es lógico que, año tras año, edición tras edición, el debate en torno al estado de salud de la Fiesta de la Bulería, uno de los festivales flamencos de verano más antiguos de España, sea recurrente.
Con 24.000 euros en concepto de "imagen y marca" y 10.000 euros en "difusión", hay quienes ya han dado por imposible volver a los niveles de calidad y respuesta de público de antaño. Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. Otros, ahora desde el otro lado de la barrera, ven la Fiesta en declive, aunque realmente el declive comenzara mucho antes.
La Bulería, al otro lado de la barrera
Es el caso del ex delegado de Cultura, Paco Camas. El socialista, duramente criticado en el pasado por algún que otro pinchazo de una Bulería que ya da lo que da —aunque duela escribirlo—, no se ha cortado en su muro de Facebook este lunes, al trazar su particular balance: "Se acabaron los leñazos con guasa. Disperso, en varios programas de mano, está en estos momentos la identidad de la Fiesta de la Bulería como formato singular con derecho propio".
"Tras la experiencia aquella del Mamelón —incide el socialista—, la Fiesta de la Bulería, fue buscando un norte que no fuera efímero y reuniera los contenidos de diseño más próximos a su naturaleza. Y se encontró en la Alameda Vieja: Ciudad, Patrimonio, Espacio, Accesibilidad, Convivencia, Proyección nacional e internacional; la diversidad artística dentro de una programación ordenada: Fiesta de la Bulería Joven, Internacional y de Jerez con espacio para los históricos".
Y prosigue Camas en su reflexión: "Lo puesto en práctica no era esto, tenía otros objetivos. Ahora la Fiesta de la Bulería de Jerez, es una gala a la cola del Tío Pepe Festival. Eso, sí, se acabaron los leñazos con guasa esaboría —en su post incluye la crónica de Diario de Jerez—. Las subvenciones se hacen sentir y más aún la anestesia emocional sin perspectivas".
La Cátedra sienta ídem sobre la Bulería
Pero si la valoración a modo de balance de Camas es dura, no se queda atrás la del presidente de la Cátedra de Flamencología, Fran Pereira, que recibió numerosas reflexiones tras publicar en su muro de Facebook lo que opina sobre uno de los eventos culturales más importantes en el calendario de la ciudad.
"Hace tiempo que dejé de ir, al comprobar cómo ha ido degenerando en los últimos años. Aún recuerdo aquella edición del 'todo gratis' del Mamelón, un auténtico despropósito, pero sobre todo en la que se cumplían 50 años —entonces ya gobernaba la Cultura el mencionado Paco Camas—, una efemérides que pasó con más pena que gloria y donde ni siquiera se respetó a los únicos supervivientes de la primera edición como Paco Cepero.
"Lo de ahora —añadía— sigue siendo un laboratorio de experimentos, hoy lo pongo gratis, mañana traigo a un food truck y a un grupo húngaro que nada tiene que ver con esta cita... por no hablar los recientes continuos cambios de sede que han acabado por volver a la gente loca. La Fiesta de la Bulería no es eso, no nació con esa intención en 1967, pero claro, cuando se desconoce la historia, todo lo demás sobra".
Para rematar su valoración, Pereira remachaba: "Aunque los palmeros y egipcios de turno digan que todo está perfecto, la realidad, y así lo sabe el pueblo, es que la Bulería es hoy por hoy un engendro más que deambula sin rumbo desde hace décadas. Una pena".
Aunque a algunos les parezca pintoresca la imagen de verbena pueblerina en la plaza de Belén —que no está mal, pero llamándose de otra forma, no Fiesta de la Bulería—, quienes saben distinguir una soleá de una seguiriya y quienes han vivido noches de auténtica gloria jonda en el coso de la calle Circo, no comparten el destino errático de una Fiesta de la Bulería incapaz de encontrar el sitio que le corresponde. Incapaz, camino de las seis décadas de historia, de mirarse al espejo y ver todo aquello que le dio renombre a nivel nacional e internacional.
