El regreso del popular programa
Pesadilla en la cocina al
prime time de
La Sexta dejó momentos de
auténtica vergüenza ajena, numerosos
memes y burlas en Twitter, y mucha indignación entre multitud de jerezanos y jerezanas (también andaluces) que veían cómo la imagen de la ciudad, y por ende (una vez más) de
Andalucía y de los andaluces, quedaba por los suelos. Los
tópicos, los
clichés y los
estereotipos que tanto
daño nos hacen y tanto nos
lastran de
Despeñaperros para arriba volvieron a salir a relucir durante todo el espacio que conduce el cocinero
Alberto Chicote. Ni el conato de redención final mejoró la cosa. No conmovió, siguió sin justificar todo lo injustificable que antes se había visto.El formato, como saben, está inspirado en un idéntico programa norteamericano y consiste en que el chef acude a un restaurante en horas bajas para tratar de remontarlo después de un concienzudo análisis de sus problemas —suelen estar ligados a la dejadez del dueño, a la falta de la más mínima higiene, y a todo a la vez—, una breve sesión terapéutica con el dueño y un cambio milagroso de
look. El problema es que, como se pudo comprobar, lo del
Mosto Tejero en Jerez tenía poco arreglo. De hecho, año y medio largo después de grabarse el programa, aquello sigue clausurado y sin visos de reabrir. Su protagonista,
Juanete Tejero, "agricultor y dueño", no hizo ni promoción del palo cortao y los vinos de Jerez, y mira que paseó copas en pantalla. El sentir de muchos
telespectadores andaluces es que la
caricatura que representaba de nuestra tierra nos lo hizo pasar verdaderamente mal, con unas tasas de vergüenza ajena a menudo insoportables.
Afortunadamente, aunque en Andalucía
hay un millón y medio de pobres, y otro millón "en el filo de la navaja", según Cáritas, mucha gente en definitiva pasándolo muy mal, lo de anoche no nos representa. En Jerez, sin ir más lejos, hay un cocinero,
Juanlu Fernández, que es estrella Michelín y que en unos días recibirá el Premio Ciudad de Jerez por su espectacular labor, junto a su equipazo, en los fogones. Pero es que hay decenas y decenas de grandes restauradores y hosteleros que dirigen sus negocios como un reloj, al igual que hay grandes profesionales dentro y fuera de las cocinas, y en cualquier otro sector. Yo conozco a algunas y algunos, y no salen por la tele. Y lo que también hay en esta tierra son muchos andaluces nacidos, criados y formados aquí que se han tenido que marchar a buscar oportunidades laborales fuera por un atraso histórico en el desarrollo que no somos capaces de superar en esa España invertebrada de varias velocidades. Y mira que hubo y hay
talento en Andalucía.
La imagen deforme y grotesca de este
Pesadilla en la cocina, al igual que con otros capítulos, no hace justicia a Jerez, ni a Andalucía, donde una vez más quedamos como vagos, festeros, paletos e irresponsables que lo mismo resuelven los problemas a hostias que culpando de todos nuestros males a los demás. Ese soniquete de
Yo soy del sur me sonaba a María del Monte y a
Canal Sur, y a todo el daño que han hecho tantos años de políticas de caspa, señoritos, terratenientes, folklore barato y embrutecimiento. Pero el sistema no tiene la culpa de todo, claro. Anoche pudimos volver a ver mucho de eso y nos avergonzó pensar que el tal Juanete no está solo, ni dejará de estarlo durante mucho tiempo. De hecho, conocemos a muchos Juanetes que incluso no dudan en exhibir al máximo nivel su ignorancia y sus malas formas. "Chupito cada vez que el dueño diga
hijo puta". "No quiero hacer
spoiler pero la cosa no se ha arreglado", decía un comentarista de Twitter sobre el "cierre permanente del mosto año y medio después del paso de Chicote y sus cámaras. Después de un verano de cine para la proyección exterior de la ciudad, menudo destrozo. "¿
Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?"