La recesión económica del coronavirus

De una recesión económica se sale, igual que si fuera cualquier otra enfermedad. Y obviamente, si es con ayuda e intervención se sale antes.

La economía se resiente en tiempos de coronavirus.
La economía se resiente en tiempos de coronavirus.

He decidido escribir sobre este tema por dos motivos. Primero, hay ya quién me ha preguntado al respecto y quiero ofrecerles una explicación de verdad. En segundo lugar, porque por lo general, se confunden muchos conceptos que hacen que caigamos en el alarmismo. Por todo ello, quiero ofrecer mi visión, aparte de una definición simple de conceptos básicos.

No se puede entender qué es una recesión sin comprender bien el significado de Producto Interior Bruto, el famoso PIB. Este se define como el valor de todos los bienes y servicios producidos en un territorio durante un año. De esta forma, se entiende que la economía de un país se encuentra en expansión cuando este valor aumenta de un año a otro. La recesión es el caso contrario, este valor disminuye. Esto puede ocurrir o bien por una bajada general de precios, o bien porque durante el periodo se produzca menos, como es nuestro caso.

Pues bien, ante un mes de parálisis es normal que en el año se produzca menos. No es nada raro hablar de recesión. Lo que no se puede hacer es hablar a la ligera de crisis. Este concepto tiene connotaciones mucho más serias. Se trata del inicio de una recesión fuerte, con una caída de la producción prácticamente en picado, pero que se suele atribuir a causas estructurales como el estallido de una burbuja o cambios serios y permanentes en las relaciones de producción o consumo. De momento, no se trata de nuestro caso, ya que la situación es coyuntural, es decir, cosa del momento.

Por lo tanto, cuando termine el aislamiento mundial todo debería volver a la normalidad. No ha de haber ajuste estructural como en 2008, donde en nuestro caso colapsó la construcción. Hicieron falta años de adaptación, resituación de trabajadores a otros sectores, etc. Esta es una de las razones por las que creo que Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha sido irresponsable e incluso negligente al advertir que la situación podía asimilarse a 2008. Sobre todo, cuando la anterior crisis nos ha dejado claro qué medidas se podrían tomar y cuáles no, para hacer la recesión más suave.

Aparte, tales declaraciones fueron muy torpes ante los ojos de los especuladores financieros. Hablemos un momento de la bolsa de valores, ya que más de uno se ha llevado las manos a la cabeza al ver la caída de las bolsas europeas. En última instancia, una acción de una empresa es una pequeña participación en su propiedad. Por lo tanto, su precio depende de las perspectivas de beneficios de la empresa. El problema es que la existencia de especuladores distorsiona en gran medida esto. Con que se generalice el pensamiento de que una empresa podría tener pérdidas empieza una cascada de ventas de acciones que hunde el precio de estas.

Encima, detrás de esta especulación a la baja no hay ni seres humanos. Estas operaciones las ejecutan ordenadores programados para realizar millones de operaciones de compraventa al segundo, ganando márgenes de beneficios infinitesimales. A veces, estos ordenadores fallan en este tipo de situaciones y entran en una dinámica muy destructiva. La única forma de pararlo es apagarlos todos durante 15 minutos, tal y como ha ocurrido en Wall Street varios días de esta semana pasada.

Además, por si no fuera poco, el IBEX35 no es la bolsa española, sino un índice que suma el valor de las acciones de las 35 empresas más grandes de la bolsa. La principal característica de este índice es que no es representativo de la economía española, ya que se centra en la banca, las empresas energéticas y el sector textil. De todas formas, dudo que Inditex se vaya a arruinar o que Telefónica vaya a tener pérdidas durante estos días. El desplome del IBEX se debe principalmente a los movimientos especulativos sobre todo de los fondos de inversión norteamericanos.

Si hubiera que proteger a alguien, tiene que ser a los trabajadores con bajos ingresos y a los autónomos. Las grandes empresas aguantarán el tirón perfectamente, pero la base popular de nuestra economía puede sufrir mucho sin ingresos durante un mes y teniendo que pagar hipotecas y rentas de alquiler, tanto de vivienda como de sus locales comerciales. La medida del Gobierno italiano que permite un aplazamiento del pago de las hipotecas me parece más que acertada. Confío en que el gobierno centre sus ayudas económicas en estos colectivos.

Durante estos días he estado viendo que se ha popularizado pedir la supresión de la cuota de autónomos hasta el fin del aislamiento. Eso ya no me parece bien, ya que se trata de cotizaciones a la seguridad social, de las que dependen directamente las pensiones de nuestros mayores, colectivo muy vulnerable estos días. Espero que pronto el Ministerio de Economía y el de Hacienda lleguen a una solución satisfactoria al respecto. Al fin y al cabo, de una recesión económica se sale, igual que si fuera cualquier otra enfermedad. Y obviamente, si es con ayuda e intervención se sale antes.

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