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¿Cómo llamarán los estudiantes de dentro de cien años a esta época que nos ha tocado vivir?

Vivimos en el presente y todo nos parece extremadamente lento. Sin embargo, cogemos un libro de Historia y vemos que cada hecho, cada cosa que ocurre, está enclavado en algún punto de nuestra manera de contar las cosas que pasan. La Primera Guerra Mundial, el periodo de entreguerras, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el desplome de la Unión Soviética… ¿Dónde estamos ahora? ¿Cómo llamarán los estudiantes de dentro de cien años a esta época que nos ha tocado vivir? ¿Estamos en guerra ahora? Lo parece. Sólo que no es una guerra como las de antes. Pero atención, cuando pregunto si estamos en guerra, me refiero a nosotros, a España, a Europa. En otros sitios, como Oriente Medio o África, la guerra parece ser eterna.

Estamos últimamente sobresaltados con continuos atentados del Estado Islámico, el ISIS o el Daesh. Ponerle tantos nombres al enemigo creo que es un error, nos dispersa. Son atentados bárbaros. Y eso que en España estábamos hechos a las barbaridades de ETA. Pero aquí la tortura sube a niveles extremos. Degollamientos, crucifixiones, ahogamientos, lanzamientos desde las alturas. Salvajismo puro y duro. Y hay víctimas, muchos tipos de víctimas.

Por supuesto, las primeras víctimas son los muertos, los heridos, sus familias y sus seres queridos que son los que sufren en primera persona los ataques.

Otras víctimas son las personas musulmanas. Permanentemente sospechosas por el simple hecho de serlas. Y no tiene nada que ver que un terrorista musulmán mate en nombre de su Dios para criminalizar a una religión entera. Pero por desgracia, es así. Además, somos españoles y lo tenemos grabado a fuego desde 1492. A los musulmanes les llamamos ‘los moros’. Sean de Mauritania, de Libia o de Arabia. Sean musulmanes o no. Son y serán ‘moros’.

De entre los musulmanes, hay una parte que son más víctimas todavía: los refugiados, los que huyen de la guerra. Esta desconfianza que se va a generar contra ellos les afecta en primera persona. Si ya tenían dificultades para huir, ahora lo tienen peor. Si huyen para adelante, se encuentran con el muro de Europa. Si huyen para detrás, tienen la guerra. Si se quedan en medio, se ahogan en el Mediterráneo.

Y la última víctima es Europa. El sueño de una civilización que quiso vivir en paz pero no supo prever lo que se le venía encima. El Daesh ha sido como un cáncer. No me gusta utilizar la palabra cáncer para comparar nada. Alguna vez lo he dicho. Pero en este caso me sirve para explicar lo que que creo que ha pasado. El cáncer es una enfermedad que se cura. Se cura con prevención y con inversión en conocimiento y en ciencia. Si se llega tarde, ya es muy complicado porque puede aparecer un problema: la metástasis. Eso es lo difícil del cáncer.

Con el Daesh ha pasado igual. Europa no supo preverlo. Tenía ese cáncer dentro y no lo vió. Y no sería porque no hubo gente que lo avisó. Desde púlpitos ‘cristianos’ somos conscientes que se han lanzado mensajes de odio contra colectivos tales como los homosexuales o a favor de la sumisión de la mujer y hoy nos encontramos con problemas de ataques homófobos y asesinatos machistas de mujeres. Pero ¿Y de las mezquitas? ¿hemos sabido o sabemos qué mensaje se están dando desde las mezquitas? Y no generalizo: ni todas las iglesias de todas las confesiones cristianas ni todas las mezquitas son nidos de violentos. Pero no hemos estado atentos. Se nos han colado. Esas células enfermas se nos han metido en el corazón y ahora corren por nuestra sangre y llega a todos los puntos de este cuerpo que se llama Europa. Europa tiene metástasis y yo la verdad es que no sé como atajar esta problema que es bien gordo.

Temo las consecuencias: las nuevas víctimas, porque esto no tiene pinta de terminar. Temo la islamofobia. Temo la reacción de los cristianos más violentos. El matar un cura católico, anciano, es una gran provocación del Daesh a todos los católicos. No todos los católicos reaccionan en paz. Recordemos la Historia. Temo que la población se altere y necesite de un líder que los tranquilice.

Es el caldo de cultivo perfecto para el nacimiento de los fascismos. En la Historia tenemos ejemplos: Hitler, Mussolini. En el presente tenemos nombres que no voy a poner pero en el que estamos pensando todos. Con ellos, siempre salen perdiendo las minorías.

No puedo negar que siento inquietud. Miedo directo no. Pero inquietud sí. Ojalá encontremos la solución sin tener que volvernos a equivocar.

Y de las causas de esta nueva guerra no he hablado. No hace falta. Todo el mundo sabe que el culpable es ese monstruo que se llama Daesh. Y también son culpables los que permitieron hacerle crecer. También tenemos esos nombres en la cabeza y ojalá que algún día tengan que pagar su culpa ante la justicia, para que sepan que gobernar sin escuchar al pueblo en Europa no debe salir gratis, como los asesinatos de nuestras gentes.

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