Son muchas las miradas que mi madre dispone a lo largo del día, y en ellas, y como bien se aprecia en el lenguaje no verbal, nos delatan sin piedad. Pero una en especial, en esos ojos tan bonitos, de un tiempo corto para acá, me ha impactado de tal manera que tuve que preguntarle, debido a la torpeza a la hora de analizarla. La observé mirando la televisión, atónita y si bien miraba al vacío de la pantalla con desengaño y frustración, en esa expresión se vislumbraba algo más profundo. Un reinicio en sus metodologías y en los mimbres que confeccionaban su ideología. Sus líderes y sus vacas más sagradas se volatilizaban.
Eternos debates sobre la deriva del partido de toda su vida, intentando explicarle que su socialismo no era ya ese al cual se aferraron en el periodo de la transición. Las ideas sobre economía de Pedro Sánchez y Susana son las mismas, le dije. Lo de poner a uno o a otro solo ha sido porque el pelele creyó tener un poder en un partido que hace de las jerarquías y el mantenimiento de su cúpula su modus operandi. Debe ser frustrante militar en el PSOE, conociendo la historia del socialismo desde Marx hasta la figura de Felipe González. O revisar lo que cantaba Víctor Jara, en los discos que ella guarda, y seguir viendo la mediocridad de los barones que hacen de la deslealtad al ideario su festín más opulento. La internacional socialista en España, mamá, está relegada a una minoría endogámica que para no sentirse excluida y poder predicar con el ejemplo, ha de hacer esfuerzos por lo irremediable de seguir sobreviviendo desde el ostracismo. No creo que a estas alturas, menos los niños de la posguerra y vosotros que sois ya pensionistas y que estáis en otro espectro cultural y dañados por el trauma de la miseria, nadie pueda decirme que PSOE y socialismo van de la mano. Nadie, cariño.
Todo este discurso, que es la vigesimonovena intentona por sacarlos del lado oscuro jejej (sin duda en un modo un poco condescendiente y algo petulante) era eso, otro discurso. Pero... al referirme al príncipe de los engaños, al que ella tenía en el altar junto a Santa Gema, por arte de magia, comprendí que por ahí tenía el filón perfecto para que cundieran, de todas todas, mis palabras.
Mi madre ya ha cambiado de líderes y ahora me habla de la valiente Ada, de la calma al hablar de Manuela Carmena, del trabajo incansable de Kika de Ganemos, de Ana de Izquierda Unida Jerez, y de lo que hace Patri de la Calle en Stop desahucios Jerez, ya era hora que tuviera heroínas, por cierto, y no estos señores tan casposos. Con sorpresa vi que ahora ya me dice que cuando ve a Teresa de Podemos interpelar a Susana Díaz en el Parlamento andaluz reconoce el socialismo y que ya la estampita de San Felipe le sobra. Sobre todo aludiendo que la derecha y la antigua cúpula de la socialdemocracia se ampara en la moderación y en estar centrados, pero que lo extremista se encuentra camuflado en sus decisiones y lo sucedido en Ferraz, y que por el contrario, la libertad por el bien común, en una manifestación ruidosa y molesta, puede tener tintes mas dulces y parsimoniosos. Que nos han engañado con lo de el discurso moderado, me repite y que ya está cansada. Esa mirada de mi madre, fue un rayo de luz y de esperanza y por qué no, una satisfacción. Solo espero que esto sea una bola de nieve y que los dioses y los mitos se vayan revisando.
