Ilustración Ratón Pérez de Juan Antonio Rojo.
Ilustración Ratón Pérez de Juan Antonio Rojo.

El Ratoncito Pérez nos ha visitado esta pasada noche en casa.

Resulta increíble comprobar cómo un personaje invisible monta la que monta cada vez que viene. Y así, un año y otro, da igual el diente que sea o si es niño o niña. Dos décadas de nervios, insomnio, ilusión, temor…. Es lo que tiene ser familia numerosa, que el dichoso Ratón se conoce la casa como la palma de la mano.

La cosa es que la benjamina por fin ha perdido las paletas y al mismo tiempo ha sufrido un episodio de estrés nocturno por la visita —y abro breve inciso para explicar que hemos decidido ponerle los dientes al Ratón en distintos días, para que no se agobie con tanto regalo—.

En la tercera o cuarta escapada llorosa de nuestra niña a la cama grande para explicar il dramma, el pobre Ratón, que estaría harto de vigilar, como le he explicado; por fin se ha decidido y se ha echado una carrerita hasta su almohada. Se ha llevado la carta que le ha dejado con un agradecimiento personal y el diente, y en su lugar le ha dejado un pequeño regalito.

Ella ya sabe, y lo comprende perfectamente, que el Ratón Pérez tiene que visitar a muchísimos niños y que, por lo tanto, el detallito que le deja será diferente, cada vez más pequeño y que llegará un día en el que —aunque se le sigan cayendo dientes— ya no vendrá; y de ahí su carta para darle las gracias por haberse acordado, una vez más, de ella.

No sabemos cuántas veces más acudirá el Ratón a casa, pero lo que sí sabemos es que se va a llevar muy buen recuerdo suyo; porque mi peque aprecia el trabajo tan cansado que hace y su buenísima memoria por acudir a tantas casas y siempre a tiempo. Como si de un cierto rito iniciático se tratara, durante semanas vamos explicando a todo el mundo lo que está a punto de suceder y nuestro entorno asiste, como quien lo hace a un gran espectáculo, a la evolución del desencaje, a veces sanguinolento, de la pieza. Y el aplauso final es siempre unánime. Una de las primeras grandes noticias de nuestras vidas.

El Ratón Pérez, el Hada de los Dientes, la Fatina dei Denti, lanzar el diente de leche caído hacia el Sol, son tradiciones multiculturales que ayudan a pasar uno de los primeros traumas humanos, la pérdida de los dientes de leche.

En pleno siglo XXI, nuestros niños y niñas más pequeños siguen acoplando con la perfección de un reloj suizo el mundo real y el de personajes que, como los Reyes Magos o el Ratón Pérez, tienden a aparecen en situaciones excepcionales y muy a menudo para cosas buenas. Y aunque, en el caso de mi hija, ya no se puede hablar de “etapa de pensamiento mágico”, pues distingue perfectamente fantasía y realidad, la visita de Pérez es una buena excusa para recordarnos lo importante que es respetar, fomentar y, si me lo permiten, disfrutar de ese maravilloso mundo imaginario al que nuestros peques nos dejan asomarnos a poco que queramos compartir con ellos.

Por cierto, ¿se han planteado alguna vez cómo de grande será su colección de dientes y si aún conservará los de ustedes por ahí guardados? Seguro que sí, a fin de cuentas, es capaz de hacer magia.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído