donald-trump5.jpg
donald-trump5.jpg

Mentiras que son una y otra vez desmontadas y que sólo esconden una cosa detrás: miedo.

Esta semana me sorprendí discutiendo en las redes sociales con algunos jóvenes españoles sobre el aspecto migratorio. Sobre los que se van sin quererlo y los que recibimos porque no tienen otro remedio. Y he sentido miedo e impotencia.

Un joven aseguraba que en España a los refugiados se les daba una casa mientras hay españoles con casas que se caen a pedazos. Lo cierto es que a ninguno de los 898 refugiados que acogió España (se comprometió a 16.000) el año pasado se les dio una casa en propiedad. Están todos en casas de acogidas, la mayoría no se queda en el país, y tienen un duro divagar por delante, como recoge el informe CEAR 2016.

Otro joven aseguraba que los rumanos se pasan el día en el bar y pegan a sus mujeres para luego cobrar la paga que se les asigna a mujeres maltratadas, volviendo con ellas a los dos meses de serle concedida la ayuda. Rocambolesca historia, cuanto menos. Poco importa el seguimiento que hacen los agentes sociales, que necesiten acreditar un segundo hogar, que los extranjeros o extranjeras de procedencia europea que denuncian malos tratos no lleguen al 6,2% y que entre estos haya un fraude de menos del 0,1%. Poco o nada importa. Ahí está la falacia, corriendo por la red.

Otra chica aseguraba que algunas familias extranjeras venían a cobrar y vivir del cuento. Un bulo como tantos que hay en torno al inmigrante. United Explanations desmontó los 10 rumores más extendidos con un esclarecedor artículo. Mentiras que son una y otra vez desmontadas por asociaciones (Stop Rumores) y organismos públicos y que sólo esconden una cosa detrás: miedo. Miedo a la falta de oportunidades y al fracaso que canalizan a través del miedo al diferente.

No eran bichos raros. Eran jóvenes normales, con perfiles como los de otros cualquiera. Gente que sale con sus amigos, que aman a su familia, con hobbies propios de su edad.

De entre muchos de los miembros del debate, algunas características comunes: marcada xenofobia, incredulidad, indignación con el Estado, alusiones a la teoría de la conspiración, palabras comodines como “demagogos”, “buenrollista”, “populismo","políticamente correcto” y “perroflautas”, amor por la patria y alusiones a la injusticia y a un país que no tiene remedio.

Quería saber dónde había leído algo similar. Al rato, caí en la cuenta. Era como en el fantástico libro de Crónicas de la América profunda, de Joe Bageant. Compartían las características de sus personajes. Sentían la amenaza de un mundo incontrolable que viene a devorar la promesa de la clase media. Sentían indignación ante un mundo que les cortaba todos los caminos que iniciaban, que cerraba todas las puertas.

No sé si les suena, es la España de Trump. La de Farage, Le Pen, Thulesen, Hofer y cía. La de la indignación reaccionaria que cuando descubran que Ciudadanos, además de cuñadismo, es un invento de marketing para reforzar el discurso de las élites, se entregarán a cualquier cosa. Y cuando digo cualquier cosa, será cualquier cosa. Es nuestra responsabilidad enseñarles otro camino.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído