El rapero Valtonyc. FOTO: ELDIARIO.ES
El rapero Valtonyc. FOTO: ELDIARIO.ES

Valtonyc no está condenado por expresar sus ideas. Valtonyc está condenado por enaltecimiento al terrorismo, por injurias al Rey y amenazas. No confundamos ni hagamos demagogia con el derecho a la libertad de expresión. El rapero ha fallado en el modo en el que ha expresado sus ideas y en algunos de los comentarios que ha realizado, propios de un descerebrado. La libertad de expresión tiene límites. Mientras haya respeto y educación está bien. Pero cuando se sacan los pies de esas líneas tan finas que separan la libertad de expresión de la agresión tiene que haber consecuencias. Lo de si el ir a la cárcel es una medida desmesurada o no es otra cuestión. Lo es. Lo que ha hecho debería estar penado con otro tipo de sanciones. No es normal que la condena sea mayor que las de casos de corrupción o abusos sexuales. Pero por supuesto que alguna consecuencia tiene que tener llamar a acciones terroristas, desear la muerte y faltar al respeto con palabras inadecuadas.

"Tu bandera española está más bonita en llamas, igual que un puto patrol de la guardia cuando estalla" o “que explote un bus del PP con nitroglicerina cargada” son algunos fragmentos de sus canciones. Y por si esto fuera poco durante un concierto instó a “matar a un puto guardia civil esta noche”. Estas son solo algunas de las perlas que esta joyita de hombre ha soltado por su boca. Me resulta incomprensible cómo alguien puede defender a personas que lanzan estos mensajes. Y al igual que Valtonyc debe pagar lo que ha dicho, otras personas pertenecientes a otros sectores como la política que se han dedicado a criticar lo que él ha hecho, deberían mirarse primero en el espejo.

Da igual que él lo haya hecho rapeando. La gravedad es la misma. No porque lo haga con música hay que ampararlo en la libertad artística. En ocasiones el rap parece un género musical en el que todo vale. Y no debe ser así. Es un género admirable, difícil, con letras a los que muchos profesionales dedican horas y que muchas veces reivindica de forma contundente y correcta. Pero hay raperos que pasan los límites y se creen con derecho a descalificar y atentar contra el honor y la intimidad de las personas con la excusa de que están haciendo algo artístico. Lo mismo sucede con el reguetón, el género del machismo por excelencia. Y lo peor es que los ¿artistas? que cantan a favor del machismo en sus temas están entre los más exitosos. Esta crítica no es cuestión de hipersensibilidad. Es cuestión de imaginar qué ocurriría si todos dijésemos lo mismo de la igual forma.

Una de las polémicas relacionadas con el rapero coincidió en el tiempo con el secuestro del libro Fariña y con la retirada de ARCO de la obra Presos políticos que retrataba a los independentistas. Hubo quien incluyó los tres hechos en el mismo saco. “24 horas negras para la libertad de expresión” denominaron algunos a este trío. Pero no. El caso de Valtonyc no tiene nada que ver con los otros dos. El secuestro de Fariña y la retirada de la obra de ARCO sí que son casos en los que esa libertad se vio coartada. Pero el del susodicho no. Ahora no pretendamos que todo valga en la libertad de opinar y de expresarse. Eso sí es hipersensibilidad. Respetemos los límites. Y a quien no lo haga siempre le quedará huir de España, que visto lo visto es muy sencillo.

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