Juan y Medio durante su programa en Canal Sur, 'La Tarde. Aquí y ahora'.
Juan y Medio durante su programa en Canal Sur, 'La Tarde. Aquí y ahora'. RTVA

Mucho se ha hablado en los últimos meses de la renovación de RTVE. Lo que allí sucedía es un ejemplo extrapolable a numerosas cadenas autonómicas como Canal Sur. Es un ejercicio complicado poner la televisión, sintonizar la cadena pública andaluza y pensar que lo que estamos viendo sale de los bolsillos de todos los andaluces. Mismos andaluces que ya apenas sintonizamos esta cadena. Más de 160 millones de euros es la cantidad con la que cuenta la RTVA para el ejercicio del presente año. Pese a que el presupuesto del actual ejercicio es algo inferior al de los anteriores, continúa siendo una cifra inmerecida teniendo en cuenta su programación, el descontento de sus trabajadores, y la gestión de sus directivos.

En cuanto a la programación en Canal Sur ya no hay un Gente con chispa, un Arrayán, una Banda del Sur o un Se llama copla que mantengan a los espectadores de diferentes edades viendo la cadena cada día. Muy lejos queda esa época de bonanza. Ahora lo que encontramos es una programación destinada al público de la tercera edad, que se olvida del resto de adultos, jóvenes y niños. La cadena andaluza cae en la trampa de recurrir a estereotipos que no ayudan a la imagen de la comunidad autónoma: campo, toros, copla, sevillanas, niños repelentes y testimonios de personas mayores.

Esto es parte de Andalucía, pero también hay otras muchas cosas que pasan desapercibidas. No hay programas innovadores para niños. Menuda noche, presentado por Juan y Medio, y la versión infantil de Yo soy del Sur, el concurso de sevillanas conducido por María del Monte, conforman la oferta para los más pequeños de la casa. ¿Tan difícil es llevar a cabo un formato que no esté anclado en el pasado? Se echa en falta un concurso familiar o un talent que vaya más allá del folclore. Tampoco hay programas que reflejen cómo es la sociedad actual, cómo ha cambiado Andalucía con la llegada de las últimas tecnologías. Programas como Toros para todos o Campechanos deberían reducir su presencia y dar paso a otros que aborden temas más modernos como las redes sociales, la innovación tecnológica, las nuevas empresas de la comunidad autónoma o el actual turismo andaluz. Por no hablar de la falta de pluralidad que hay en los programas informativos, supeditados a Susana Díaz.

Otros elementos que van desde los platós hasta los rótulos que vemos en pantalla, también hacen que al ver la cadena pensemos que hemos retrocedido unos cuantos años en el tiempo. Otras autonómicas como Telemadrid, ETB, TVG o TV3 (pese a su falta de pluralidad) han demostrado que las cadenas pertenecientes a una comunidad autónoma pueden adaptarse a los nuevos tiempos y pueden estrenar programas tanto informativos como de entretenimiento que gusten a todo tipo de público.

Si la aberrante programación es fundamental para la mala etapa por la que pasa Canal Sur, importante es también el descontento de sus trabajadores. La semana pasada la plantilla de RTVA anunció una serie de protestas. Quejas a las que deberíamos unirnos quienes sustentamos la corporación, ya que gastan nuestro dinero de mala manera. Cuando los propios trabajadores, que son quienes viven el día a día y tienen más idea que los espectadores de lo que se cuece dentro, denuncian la nefasta gestión, no hay más que hablar. Denuncian que es muy grave la no renovación del consejo de administración (que debería tener más presencia de partidos políticos más allá de PSOE y PP) y también la eterna interinidad de Joaquín Durán, el director general en funciones de la RTVA desde hace cinco años, y su equipo.

Pero claro, no olvidemos que detrás de todo esto está un Gobierno que se queda más tranquilo si alguien le respalda a la hora de dar informaciones sobre casos como el de los ERE. Aunque viendo la poca influencia que Canal Sur tiene en la actualidad sobre los andaluces, de poco le va a servir a Susana Díaz en su campaña electoral. Si hubieran hecho las cosas mejor, si la transparencia hubiera estado más presente, quizá encontraría en su televisión una buena herramienta de propaganda para su campaña. Pero no será así. Y menos mal.

La gravedad de todo esto se refleja en las cifras mensuales de audiencia. La última dice que Canal Sur no interesa ni al 9% de la población andaluza. En diez años el número de espectadores ha caído en picado. Un tiempo en el que ni los altos mandos de la RTVA ni la Junta de Andalucía han puesto interés en contentar a los consumidores de Canal Sur Televisión, Canal Sur Radio y el resto de cadenas y emisoras que conforman la Radio Televisión Andaluza. No hay que dejar pasar que el problema no solo está en la principal cadena de televisión. Otro de sus canales, Andalucía TV, no llega en los resultados mensuales ni al 1% de cuota de pantalla.

Los datos de la radio no son mejores. Según las últimas cifras del EGM la emisora andaluza pasa por su peor momento. Estos datos reflejan el descontento de la población con algo que nos pertenece. No se trata de que la RTVA desaparezca, como ya sucedió con las televisiones de otras comunidades autónomas. Se trata de #RecuperarLaNuestra, como dice la campaña que están llevando a cabo desde hace unos días los trabajadores de la empresa. Es inevitable que en las cadenas que dependen de los partidos políticos haya cierta influencia de los mismos. Pero es responsabilidad de los directivos abogar por la transparencia y pluralidad. Por eso hay que empezar por cambiar a los responsables y por dar un giro de ciento ochenta grados a la programación. El problema es que van tarde. Pero si en RTVE están siendo capaces, no perdamos la esperanza de que Canal Sur algún día vuelva a informar, formar y entretener y a pertenecer a la ciudadanía andaluza.

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