La Caleta, en una imagen retrospectiva.
La Caleta, en una imagen retrospectiva.

Hace dos domingos, sobre las diez de la mañana, estaba en Cádiz y decidí ir a pasear por la playa. Este año apenas visito mi ciudad en verano por motivos laborales. Por eso cojo con más ganas si cabe la rutina que tenía cuando vivía allí. Para mí uno de los placeres del verano es pasear por la orilla cada mañana. De ahí que hace unos días fuera dispuesta a realizar un paseo de desconexión y desahogo en uno de los mejores entornos. Pero al pisar la arena se asomó la indignación. Durante estos días he escuchado la nueva pugna entre PP y Podemos sobre la suciedad de las playas gaditanas. En parte pienso que la pelea viene porque en pleno agosto los populares tienen que sacar algo para hacerse notar.

Pero para mi sorpresa, llevan parte de razón. Desde que pisé la arena hasta que llegué a la orilla perdí la cuenta de cuantos cristales, colillas o papeles, entre otros, había esparcidos por la arena. Restos de comida la verdad es que había pocos. Quizá las hambrientas gaviotas ayudan a que las playas de la capital gaditana no estén aún más sucias. Lo único que a primera hora de la mañana de ese domingo estaba más decente eran los cubos de basura y la arena que había a su alrededor. Como si la limpieza se limitara a esa zona. Me sorprendió. Si de algo podíamos presumir los gaditanos era de nuestras playas y ahora es complicado pensar que están entre las mejores del mundo. Al menos el paseo lo disfruté, pero sin perder la vista de la arena. A esto hay que añadir el estado de las pailas. Lo cierto es que hace unos años cuando alguna se rompía, en poco tiempo solucionaban el problema. Ahora no. Ahora hay que esperar días y días para que arreglen los desperfectos. Las duchas y los lava pies también han sufrido desmejoras en los últimos tiempos.

caleta_-_foto_mia.jpg La Caleta, en una imagen retrospectiva.

En cuanto a los partidos políticos, deberían dejar de echarse la culpa unos a otros y buscar soluciones. Que no olviden ni PP ni Ciudadanos que votaron en contra de la remunicipalización de las playas. Sus motivos tendrían, pero soluciones buscaron pocas. Que ahora no critiquen tanto, porque en su día no parecían muy interesados. La verdad es que ahora, después de la polémica entre ellos, he visto que ha mejorado algo el estado de la arena, de las pailas, de los servicios... Quizá la pugna haya servido para que así sea, pero lo que nadie me puede negar es lo que vi con mis propios ojos.

Todo esto me lleva a preguntarme si de verdad Cádiz merece las banderas azules. Ni por los políticos, ni por algunos ciudadanos. Porque si las playas están sucias o tienen mobiliario roto, es porque alguien se habrá encargado de que así sea. Si hace un año en este mismo espacio escribía sobre que las noches de verano en Cádiz ya no eran lo mismo que hace unos años, ahora ocurre algo similar con las playas.

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