Los memorialistas de Jerez muchas veces hemos denunciado la simbología de la dictadura (como, por poner un ejemplo, los escudos franquistas que están en la calle Porvera en la Escuela de Arte) que están aún visibles en nuestras calles y plazas como si no pasara nada. Pero algunos, puede que debido a nuestra insistencia e independencia política, nos tachan de "radicales"; unos ciertos 'algunos' que quizás prefieren una memoria histórica lenta, burocratizada, ambigua e inútil, una memoria histórica políticamente desustancializada, una memoria histórica que distraiga a los familiares de las víctimas del franquismo y que, además, haga un flaco favor a la cultura democrática que, precisamente, debería haber impedido avances neofranquistas como el de Vox.
El periódico conservador de la ciudad, el Diario de Jerez, se ocupó de destacar esta noticia (hace 11 años atrás) en la que un concejal socialista pide perdón por haberse atrevido a proponer la supresión de la calle Comandante Paz Varela.
Que un militar golpista como el comandante Arturo Paz Varela siga teniendo una calle dedicada a su memoria ofende la dignidad democrática de Jerez, cuyo Ayuntamiento (PSOE) sigue sin hacer nada al respecto aunque la legislación vigente en Andalucía le obliga, de forma clara, a retirar este rótulo de dicha vía pública.
Es increíble que el movimiento memorialista andaluz tenga que seguir gastando energía para que de una vez por todas, a más de 40 años vista de la muerte del sanguinario dictador, las administraciones públicas cumplan con la Ley.