Jugando a la vida por el fútbol

El fútbol como vehículo para recorrer el mundo y acceder a otras realidades que hacen valorar más todo aquello que poseemos

Maor Rozen

Entrenador de fútbol e instructor de UEFA y RFEF

Un entrenamiento en un entorno natural en Filipinas.
Un entrenamiento en un entorno natural en Filipinas.

Penetrar la selva tropical, vadear arroyos,  zigzaguear por caminos montañosos y sinuosos con precipicios a los costados, sobre un todoterreno a lo largo de ciento veinte kilómetros recorridos en casi cinco horas, y a pocos días de haber vivido uno de los tifones más escalofriantes de la última década en Filipinas; todo lo anterior, roza lo salvaje. Experiencias que se cuentan a posteriori pues no son de fácil imaginación.

Dilasag, uno de los ocho municipios de la provincia de Aurora en la región de Luzon, fue uno de mis destinos durante mi cadencia como entrenador de la Selección Nacional Sub19 del país, cuando al mismo tiempo dirigía un proyecto oficial para la promoción del fútbol en los rincones más recónditos de un archipiélago de siete mil islas en el sudeste asiático.

Maor Rozen Filipinas
Camino a Dilasag bajando por la montaña después del tifón.

La idea era llegar hasta allí y dar un día de entrenamientos a los niños de su Escuela Pública ubicada en el medio de las montañas. Fue tal su compromiso por hacerme sentir como en casa que hasta el Mayor (Alcalde) los vistió con camisetas de fútbol a todos por igual e hizo construir porterías nuevas con madera de bambú, a las que adaptó redes conseguidas entre los pescadores del pueblo. Los balones que llevé, allí se quedaron.

Estos primeros entrenamientos fueron la génesis de la participación de Dilasag en el Primer Campeonato Provincial de Aurora cuya capital, Baler, aún conserva la iglesia donde en el siglo XIX se pertrecharon medio centenar de soldados españoles cuando las islas ya habían sido cedidas por España a los Estados Unidos y la guerra había terminado; a los sitiados se los conoce popularmente como “los últimos de Filipinas”.

Maor Rozen niños de Disalag
Primera toma de contacto con los niños de Dilasag, provincia de Aurora, Filipinas.

Llegué a Dilasag junto con los últimos bostezos de una furiosa tormenta que destrozó viviendas, caminos, vegetación, y todo lo que encontró a su paso. Una catástrofe natural. Luego de un tifón, se corta la electricidad, las comunicaciones se interrumpen, escasea el agua potable y uno aprende a sobreponerse. La empatía con los niños y sus sueños de futbolistas, con sus maestros-entrenadores y acompañantes, me llevó a darles una jornada inolvidable para seguir buscando el objetivo: promocionar el deporte en lugares por donde gente del fútbol difícilmente llegue alguna vez.

Un día de lluvia torrencial donde me retrotraje a mi infancia jugando bajo una cortina de agua, truenos y relámpagos, chapoteando entre las matas de un pasto espeso, barro y alegría.

Iglesia de Baler durante el Día de la Amistad Filipinas España
Iglesia de Baler durante el Día de la Amistad Filipinas España.

Saber que la gran mayoría de esos niños recorría hasta diez kilómetros diarios a pie para llegar todas las mañanas desde sus “casas” a la escuela, atravesando la Sierra Madre como aventura, merecía todo. Un regalo de la vida.

"La gran mayoría de niños recorría hasta diez kilómetros diarios para llegar a la escuela"

Cuando uno conoce esas realidades y a los lugareños, que viviendo y sobreviviendo en una humildad extrema, pero que repletos de agradecimiento, agasajan a alguien que viene con una trayectoria profesional desde otro continente y que lo valoran y agradecen por y para siempre, el compromiso ya está generado. La sonrisa en sus caras emocionaba hasta hacerme sentir “culpable”  que nunca hubiera podido saber que existían ni hacer lo máximo por ellos. Las carencias son fortalezas, y la esperanza por un futuro mejor, siempre latente.

El fútbol juega de vehículo que me lleva por el mundo y me permite acceder a realidades que hacen valorar aún más todo lo que poseo, poco o mucho, material o inmaterial. 

equipo de Dilasag Sub 11 durante el Campeonato Provincial de Aurora
Equipo de Dilasag sub-11 durante el Primer Campeonato Provincial de Aurora.

Volviendo a mi realidad europea, el transferir vivencias como estas a jóvenes jugadores que desean convertirse en futbolistas, siempre es un desafío. La historia del fútbol marca que los mejores futbolistas del mundo —la gran mayoría de ellos— no provienen de ricas urbanizaciones, sino de la universidad de la vida, de la calle, de los campos de albero, del barro donde quedan marcadas sus huellas. 

Pluralizando, digo que como entrenadores, además de ser profesionales en lo nuestro, somos formadores hasta el último día que ejercemos nuestra bendita profesión, sin relación directa con estratos sociales. Es un estilo de vida, una forma de sobrevivir a valores que se han metamorfoseado con el tiempo.

Entrada de la Escuela Pública de Dimaseset en Dilasa
Entrada de la Escuela Pública de Dimaseset en Dilasa.

Cuando viajé a Filipinas por primera vez, muchos colegas me preguntaban si se me “había perdido algo” por esas tierras tan lejanas. Hoy en día, algunos más (incluyendo futbolistas) buscan destinos que eran impensables para ellos en el pasado. Los tiempos han mutado, para bien y en dirección opuesta. El valor por lo desconocido proviene del no saber hacia dónde iré, ni dónde estaré en el futuro, en un mundo sin fronteras pero aún inmenso y sorprendente.

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