Yolanda Díaz con el candidato de Podemos, Juan Antonio Delgado.
Yolanda Díaz con el candidato de Podemos, Juan Antonio Delgado.

IU ha anunciado a bombo y platillo que ha cerrado un acuerdo electoral con sus antiguos adversarios de Más País para confluir, al margen de Podemos, a las elecciones municipales en la provincia de Málaga. Se prevé que los comunistas reproduzcan este mismo acuerdo en las ocho provincias andaluzas. Las candidaturas intentarán vincularse a ‘Sumar’, tratando de arañar algo de la imagen de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien ha anunciado que su plataforma no estará dispuesta para las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023.

La decisión de romper con Podemos viene precedida de la expulsión, a petición de IU y con el voto favorable de PP y la ultraderecha de Vox, de la diputada de Podemos que ocupaba la Mesa del Parlamento andaluz en nombre del grupo parlamentario Por Andalucía, coalición nacida en mayo después de una dura negociación entre Podemos, Más País e IU. Quienes registraron la coalición, IU y Más País, entregaron en la Junta Electoral el documento en el que no estaba Podemos y la formación morada se tuvo que presentar a las elecciones autonómicas como independiente y sin sus logos. No es que faltara una firma como se dijo de forma torticera, es que IU y Más País no registraron a Podemos en el documento que entregaron ante la Junta Electoral.

La operación es casi perfecta y sólo se le puede ocurrir a un partido de régimen como Izquierda Unida, que lleva 40 años peleándose en épicas guerras internas por liberados y dinero para mantener su extenso aparato, compuesto por viejos camaradas que no han conocido más realidad laboral que la del partido y quienes son capaces de poner por delante sus intereses como organización frente a los derechos de la gente a la que dicen defender.  

IU no negocia políticas, sino dinero, liberados y su contabilidad como estructura. En un pacto de gobierno no negocia las políticas que se van a hacer, sino qué estructura de liberados va a tener. El partido como fin, la burocracia de la pobreza como relato y el politiqueo como forma de hacer política. Esto le ha permitido a IU mantenerse en el 4-5% de los votos, tener algunas alcaldías de municipios rurales y sobrevivir, pero no ha servido para realizar transformaciones de calado en nuestro país. 

La prueba más cercana la tenemos en los años que IU gobernó con el PSOE en Andalucía. Cuando la expresidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, decidió romper el pacto y echar a los comunistas del Gobierno andaluz, el entonces vicepresidente de la Junta y coordinador andaluz de IU, Diego Valderas, tenía guardados en un cajón los decretos para garantizar los suministros básicos a la gente más vulnerables y el del impuesto a las grandes superficies comerciales. A día de hoy, Andalucía no tiene impuesto a las grandes superficies comerciales ni están garantizado los suministros básicos por la administración autonómica. Entre crear tensiones al PSOE, mantener una estructura de liberados de 100 personas en toda Andalucía y transformar la vida de la gente, IU hizo lo que mejor sabe hacer: defender sus intereses como estructura, ejercer el politiqueo y preservar los sueldos de sus liberados.

Apoyándose en las hipotéticas expectativas electorales de Yolanda Díaz, IU ha decidido romper el espacio de Unidas Podemos para lanzarse a la conquista de lo último que le queda. La duda es si Yolanda Díaz sabe que está siendo utilizada en Andalucía para todo lo contrario que parece será su proyecto político a nivel nacional. Habría que recordar que si existe Gobierno de coalición es porque ni Podemos ni Yolanda Díaz hicieron caso de las tesis de Izquierda Unida, que en agosto de 2019 era favorable a que los 42 diputados de Unidas Podemos le regalaran al PSOE un gobierno de partido único. La política tiene estos giros narrativos y siempre, o casi siempre, detrás de ellos está la pista del dinero.

Con una única diputada en el Parlamento andaluz, Inmaculada Nieto, IU está dispuesta a romper con Podemos para pelear por su propia supervivencia. En estos juegos del hambre hay un acto nuevo e inimaginable: Más País. El partido de Iñigo Errejón, que en Andalucía tiene a duras penas 50 militantes, es la víctima perfecta de la que se ha enganchado ahora IU para vender unidad en lo que es cada vez más claro una alianza de bloqueo contra Podemos. Son los juegos del hambre de IU, una organización hiperdimensionada con sedes abiertas y liberados por encima de sus posibilidades que, tras los resultados electorales en las elecciones autonómicas, donde sólo cuenta con una diputada en el Parlamento andaluz, tiene serias dificultades para pagar salarios y hasta el mismo recibo de la luz de sus sedes. 

Bajo la retórica del politiqueo, lo que se esconde siempre es la ruta del dinero, la enésima estrategia por la supervivencia de una organización a la que la mayoría de los españoles menores de 40 años no sabe ni de su existencia; una organización que entre cambiarle la vida a la gente y mantener a sus liberados, siempre elige a sus liberados. La vieja izquierda de los aparatos y los privilegios que derrotó el 15M ataca de nuevo. Ahora bajo retórica de sumar y con el apoyo inestimable del errejonismo, espacio que se fue de Podemos por pactar Pablo Iglesias con IU. “IU rompe la transversalidad de Podemos”, decían desde el espacio errejonista en 2016. El giro narrativo es de premio literario.

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Comentarios (2)

Laureano Hace 1 año
Un poco duro, pero esta es la realidad de esa apisonadora que con los años tiene el medio como fin y si hace falta aborta las esperanzas de un proyecto social diferente en este pais
Juan Luis Martínez Muñoz-Cruzado Hace 1 año
Respecto a lo de presentarse como parte de Sumar, ya Gonzalo Alías, en mi ciudad, hizo algo así meses atrás, cuando era presentado en las notas de IU como "candidato a la alcaldía y referente de IU en Sumar en La Isla". O sea, ya era referente a pesar de que Yolanda dijo que Sumar no se presentaría a las municipales ni se ha constituido Sumar en San Fernando. Siempre cabe pensar que lo hiciera inocentemente, pero no lo creo tan inocente.
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