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Interino,na.  Según la Real Academia de la Lengua Española, dicho de una persona, es quien ejerce un cargo o empleo por ausencia o falta de otro.

¡Qué bien viven los maestros/as! Es un dicho muy conocido, debido a que el profesorado suele tener más vacaciones que el resto de los mortales. Y en verdad es así, si comparamos con el resto del funcionariado andaluz, al que le corresponden 22 días al año, un maestro o maestra tiene muchos más. Pero ahora, en este tiempo de vacaciones escolares, hay muchos maestros y maestras que se están jugando su destino, su vida familiar y su salud mental en el relleno de las solicitudes para cubrir plazas el curso siguiente. Son los famosos interinos (as).

No se crean ustedes que conseguir una plaza de funcionario docente en la Administración andaluza es fácil, no. Primero, tienes que sacar la carrera y luego ponerte a hacer oposiciones. Oposiciones que si te las preparas por tu cuenta, jamás las vas a aprobar. Necesitas de una buena cantidad de dinero al mes para gastarlo en un preparador o una academia que te ayude a presentarte. Luego, tienes que aprobar. Pero no aprobar con un cinco, que eso es como suspender. Tienes que sacar la mejor nota posible con respecto a la gente presentada. Pues bien, ni con esas, vas a conseguir plaza. Porque resulta que como es un concurso oposición, cuenta la experiencia. Y ¡ay! Si eres nuevo o nueva, de eso no tienes y no puedes competir. Con lo cuál a lo máximo que aspiras es a tener una nota muy alta para conseguir entrar en la bolsa de los interinos. Eso es muy raro que lo consigas hoy a la primera. Más raro aún que lo consigas en tu provincia. Tienes que sacar una nota muy alta, un diez, un nueve, un ocho… Con menos, no te llamarán nunca. Porque con nota alta te llaman, pero jamás conseguirás plaza, porque un interino que lleve más tiempo que tú, con menos nota, pero con más tiempo de trabajo, te adelanta. Así que tienes que sumar experiencia, o lo que es lo mismo, años a tu vida.

Y Andalucía es ancha, digan lo que digan de Castilla. En un mismo año, con suerte si te llaman, te pueden mandar de Almería a Sevilla y de Sevilla a Granada. Y vas con tu casa a cuestas. Si eres novato o novato, no tienes dinero y no tienes coche. Para que se hagan una idea, en esta Andalucía imparable, de Jerez a Almería, si sales a las cuatro en tren, llegas a las doce de la noche a Almería. Luego, busca alquiler, un techo para dormir.

Ya con el paso de los cursos, a lo mejor consigues una vacante y te quedas un año en el mismo sitio, lo cuál es un alivio. Alivio porque no te mueves, pero puedes estar en Santiago de la Espada, y si eres de Jerez, sólo verás a tu familia en vacaciones.  Y ya, cuando pases los cuarenta años a lo mejor con suerte, salvo excepciones, consigues tu plaza fija. A saber dónde. Y luego, concursas hasta llegar a algún sitio cercano a casa. Pero mientras, tienes tu casa, tu familia, manga por hombro; pareces al gran José Antonio Labordeta con tu país, el andaluz, en la mochila.

Pero hay una cuestión añadida. Que seas interina. Que seas mujer. Porque el tiempo pasa por ti y no perdona. Te has casado y quieres tener hijos. ¿A qué esperas? ¿A tener destino fijo? ¿A parir con cuarenta años? A muchas mujeres las oposiciones se les junta con los embarazos. No soy mujer, pero sé lo que es estudiar y opositar. Debe ser horrible estudiar embarazada, estudiar pariendo, estudiar amamantando a un bebé. Y que el bebé te salga sano, porque como tenga problemas, a ver de dónde sacas el cuidado para cuestiones especiales. Porque el papá puede estar en la otra punta del mapa. Y tú, sola. O con tu madre, que te la llevas si tienes suerte. O dejas a tu hijo con ella y lo crías en diferido.

Mientras, nuestros queridos políticos no se ponen de acuerdo en hacer una Ley de Educación con el consenso de todos. La legislación va cambiando. Y lo que que estudiaste ayer, no vale hoy. Porque mañana, habrá otra ley. Así que mejor, pues te las estudias todas porque al final, no sabes por dónde te puede salir el tribunal de oposiciones.

Ya ven. Qué bien viven los maestros y las maestras ¿verdad? ¿Creen ustedes que eso está pagado como lo pagan? Pues eso. He hablado sólo de los maestros y las maestras de la educación pública. Porque los sistemas de selección de personal de la educación en centros concertados privados es otra cuestión. Y no me tiren de la lengua para que escriba sobre los maestros y maestras de religión.

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