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No se trata de una pregunta retórica. Desde hace casi un año y medio el Ayuntamiento de Cádiz no convoca el Consejo Municipal para la Inclusión Social. Parece algo de difícil de explicar: ¿es que ya se ha logrado corregir en estos dos años los escandalosos índices de exclusión y pobreza extrema? ¿tal vez ya no tienen pertinencia los objetivos para los que se creó el Consejo? De ser así todos nos alegraríamos. De lo contrario, lo que se demuestra es que, aparte de algunos loables gestos, la situación de exclusión social que sufren nuestros vecinos y vecinas gaditanas no parece estar en la agenda de las administraciones.

Es verdad que algunos índices nos muestran una realidad más bien estable, como el de la renta por habitante, que no deja de ser relativo; pero también lo es que los principales indicadores de pobreza y exclusión no mejoran. No hace falta insistir en que nuestra tasa de paro sigue encabezando los rankings de toda España. Igual que el empleo creado sigue siendo de una elevada precariedad.

En el diagnóstico de situación realizado durante el año pasado por los servicios sociales municipales, se ofrecen - refiriéndose a 2015- cifras preocupantes: más de 50.000 consultas recibidas, 7.859 personas atendidas (casi un 7% de la población), 5.525 prestaciones tramitadas de vivienda, 8.978 ayudas a suministros básicos…

Por su parte el programa de familia también ofrece datos que nos dan pistas de la situación social. Como que el 42% de familias atendidas son monoparentales. O que los ingresos obtenidos por las mismas provienen en un 36,2% del desempleo, en un 16,5% de la economía informal, un12,4% de la pensión y también en un 23,6% los ingresos provienen de un trabajo remunerado

Mientras, continúan las colas ante los servicios sociales en demanda de ayuda y los servicios y asistencia que prestan entidades como Cáritas, Cruz Roja, Banco de Alimentos, Amigas al Sur, Comedor Virgen Poderosa, Fundación Dora, etc… no disminuyen… El cuadro general sigue siendo pues extremadamente preocupante, tanto en lo que se refiere al riesgo de pobreza relativa como a la incidencia de la exclusión y pobreza extrema que -siendo prudentes- puede afectar al menos a una de cada 10 familias gaditanas.

Como decíamos, ante esta situación que no dudamos en calificar de grave, las actuaciones tomadas no pueden sino calificarse de muy modestos aunque loables gestos. Sin embargo, no podemos aceptar de que nuestra ciudad esté condenada “de por vida” y por “castigo divino” a la exclusión social. Por ello las administraciones -y si se me apura la sociedad en general, universidades, empresarios, ciudadanía, sindicatos…- deben elaborar propuestas de planes y proyectos para sacar a Cádiz del pozo en que se encuentra. Es obvio que para ello es fundamental el concurso de todas las fuerzas sociales y políticas y de la ciudadanía, un Pacto que impulse las medidas que posibliten un cambio en nuestra situación social. Aquí es imprescindible la participación de todos y todas. Y el Ayuntamiento debiera servir de elemento motor e impulsor.

Por ello no se explica la parálisis de los organismos donde debieran debatirse y plantearse estas cuestiones. El Consejo de inclusión podría haber sido (¿puede serlo aún?) el marco para plantearnos esas medidas de cambio.

Hagamos un poco de historia. La creación del Consejo Municipal de Inclusión Social fue aprobada en un Pleno en enero de 2008, con el objetivo -entre otros- de coordinar esfuerzos, establecer las zonas de mayor incidencia y elaborar un Plan Integral contra la Exclusión

No parece que al PP en el gobierno municipal le pareciera importante esa lucha contra la pobreza, pues tardó más de dos años, hasta mayo de 2010, en aprobar el Reglamento del Consejo y otro año más en proceder a su constitución formal, exactamente el 31 de marzo de 2011. Y a partir de entonces funcionó más bien a trancas y barrancas y -en lo esencial- como escaparate para la galería.

Pero nos parece que ya no es excusa andar acudiendo continuamente a la losa real que nos dejó en herencia el PP. Ya tocaría caminar. Tras las elecciones, muchos pensamos que Asuntos Sociales, y la lucha contra la pobreza, echaría andar con objetivos renovados -entre ellos el olvidado Plan Integral por la Inclusión- y nuevas energías. La sorpresa fue que tuvo que pasar casi un año y tras numerosas presiones de los colectivos sociales para que el nuevo Ayuntamiento convocara el Consejo de Inclusión. Fue el 31 de marzo de 2016 en una reunión carente de propósitos concretos y ciertamente caótica.

No obstante, en esa reunión, sí que se lograron poner encima de la mesa algunas propuestas para avanzar y tratar de establecer líneas y planes. Así, se recomendó replantear objetivos y funciones, composición, organización y funcionamiento del Consejo, como órgano fundamental de participación ciudadana en el ámbito de las cuestiones sociales. Del mismo modo se planteó que el Consejo debiera servir de marco para conocer debatir y hacer propuestas sobre la caótica situación del área de servicios sociales.

Es evidente como se comentó ampliamente en la reunión, que una de las tareas del Consejo debiera ser auspiciar el análisis de la situación social en nuestra ciudad y definir o poner en común posibles planes de actuación a corto y medio para la inclusión social en Cádiz.

O sea que habría que ser capaces elaborar un Plan Integral para la Inclusión y poner en marcha medidas urgentes e imprescindibles. Pero hasta ahora da la impresión de que se piensa que bastaría con una mera reordenación que mejore el funcionamiento de Asuntos Sociales; y si es así nos estaríamos equivocando de medio a medio.

Llegados aquí parece pertinente preguntarse… ¿No se compadece el Consejo con el proyecto de participación que pudiera tener el actual Ayuntamiento por más que sea desconocido? ¿Tal vez se van a poner en marcha otros sistemas de coordinación más participativos y acordes con el objetivo de lucha contra la pobreza y la exclusión en la ciudad? ¿Se da por satisfecho el Ayuntamiento de Cádiz con la radiografía presentada en marzo en el marco de la elaboración de un hipotético Plan Estratégico de Servicios Sociales?

Si así fuera sin duda debiera explicitarse. De lo contrario, como decíamos al principio, parece que la lucha contra la desigualdad y la pobreza no termina de ser un objetivo prioritario -verdaderamente prioritario- en nuestra ciudad.

¿Hay alguien ahí?

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