De hombre a primate (con postdata)

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Miembro de la Asociación de Hombres Igualitarios de Andalucía. (A Rocío siempre, antes, después y luego)

De hombre a primate.
De hombre a primate.

Cuando voy a presentar el libro que he escrito sobre nosotros, los hombres, llevo un guion mental preparado, unas ideas que me sirven de anclaje por si olvido lo que quiero decir. En las primeras presentaciones así lo hacía, ahora con alguna experiencia, he optado por ser natural y expresar mis reflexiones y emociones, las que tengo cuando viajo en coche, tren o autobús al lugar donde sé que me esperan, casi siempre contados hombres, y mayoría de mujeres. 

Así, mis reflexiones van desde plantearme la legitimidad que como hombres tenemos para hablar de violencia de género ante un foro de mujeres. A lo que me suelo contestar que poca o ninguna, o hasta qué punto tengo credibilidad como hombre para pedir a otros hombres, la necesidad de romper con el machismo, cuando yo aún no lo he terminado de hacer. 

También pienso mucho en la masculinidad, en esa idea de lo que es ser un hombre, en la que creemos y con la que existimos, que todo lo contamina, y que es tóxica en todas sus dimensiones, por lo que creo que no valen las medias tintas, como las nuevas masculinidades, las disidentes, las alternativas o como las queramos llamar. Pero por otro lado recuerdo que a lo largo de la historia han existido muchos hombres que no aceptaron a pies juntillas los mandatos del patriarcado, respecto a esa mentira de ser un hombre de verdad, y fueron hombres diferentes, amables, cuidadores, y también pienso en mi hermano menor que es uno de ellos, y entonces me doy cuenta de que los hombres igualitarios no hemos inventado nada, y que puede que sean posibles esas otras formas de ser hombres aun dentro de un concepto tan hermético y rígido como la masculinidad.

Pero también al mismo tiempo sé que uno no puede pretender acostarse con el traje de hombre que nos pusieron al nacer, y levantarse siendo un hombre, igualitario. Es un proceso complejo y duro, pues se trata de nuestra identidad, de cómo nos reconocemos como personas y como hombres, y cambiarlo exige todo un largo camino de reflexión, diálogos con uno mismo, lecturas y muchas escuchas. Por eso creo que quizás esos términos que ahora nos suenan como a nuevos, no sean más que los lugares que nos faciliten el cambio a una sociedad sin géneros, ni distinción entre sexos, y que solo responda a las necesidades y derechos de las personas.

Estas reflexiones algo inconexas e incontroladas como la mayoría de nuestros pensamientos son con las que ahora comienzo las presentaciones y talleres que imparto sobre los contenidos del libro que he escrito, un texto que habla de cómo nos influye esa masculinidad, de cómo nos reprime y limita, y de cómo provoca en unos esa sensación de posesión y superioridad que les conduce a la violencia, y en todos una frustración emocional y afectiva que nos prohíbe conocernos, y saber gestionarnos. Por eso quizás nuestra esperanza de vida es menor que la de ellas, tenemos menos apoyos y soportes familiares y sociales, y nos sentimos tan solos cuando en nuestras relaciones afectivas sucede lo no deseado. 

Luego suelo hablar de como quiero que me conozcan, y así me presento como padre, pareja de una mujer excelente, feminista por convicción, porque el feminismo es bueno para todo el mundo, y la mejor forma de entender la democracia y la igualdad que existe, débil, vulnerable, y miedoso, de pequeño en las pelis del oeste me daban mucho miedo los indios, en definitiva, un hombre raro, que habla y escribe de cosas raras. Porque hablar de igualdad, patriarcado, cuidados, afectos, feminismo, para la mayoría de los hombres es como hacerlo de asuntos fuera de nuestro alcance, como de otro planeta. 

Y a pesar de todas esas dudas, creo en la importancia de que los hombres que no queremos ser “hombres de verdad”, nos dirijamos a los hombres, para que no sea el discurso del machismo el que ocupe ese espacio. 

PD. El portavoz de Vox en la Diputación de Sevilla, dijo hace algunas semanas en un medio de “comunicación”, que estos talleres en los que participo no son más que “los tejemanejes de esta gente. Te meten todas estas tonterías”, y yo le digo que seguiré, y que sus palabras me reafirman en la necesidad de no cesar en la tarea de derrotar al machismo y el discurso de quienes le representan. El de usted y su partido.

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