cadiz_terraza_de_noche.jpg
cadiz_terraza_de_noche.jpg

"Cuánto has cambiado, Cádiz. Tus noches antes tenían vida. Ahora salvo los dos bares que están de moda en los demás puedes sentarte a cenar un sábado sea la hora que sea". 

Vivir en Cádiz es complicado para los jóvenes. Las posibilidades de trabajo son mínimas y somos muchos los que tenemos que salir de la capital para labrarnos un futuro. Uno de los aspectos positivos que tiene emigrar de la ciudad es que cuando regresas la sientes como un refugio y aprecias el privilegio de poder pasar unos días allí de vez en cuando. En ese momento entiendes lo enamorados que están de Cádiz los que no son gaditanos. Hasta que llega la noche. Si los jóvenes que sienten la ciudad como suya aunque no sean de aquí por lo bonito de sus playas, por sus puestas de sol, por la desconexión del estrés o por la alegría de sus ciudadanos conocieran cómo es la ciudad pasadas las diez de la noche quizá su opinión cambiaría. Hace poco un conocido que había venido a pasar unos días a Cádiz me hizo saber su sorpresa al ver que los locales en los que había entrado para disfrutar de una noche de sábado se quedaban muy lejos de lo que esperaba, los clientes eran de una generación mayor y el ambiente que se respiraba no invitaba a alguien que ronda la treintena a quedarse. Y no encontraba alternativas.

Recuerdo las noches de verano de hace unos años, cuando los fines de semana había que esperar largas colas para sentarse a cenar en un bar, cuando por las noches, de lunes a domingo, era imposible caminar por el Paseo Marítimo por la cantidad de turistas y gaditanos que salíamos a pasear, cuando se celebraran más actividades de ocio (incluso conciertos gratuitos), cuando en la Punta de San Felipe no cabía un alfiler o cuando las barbacoas del Carranza se vivían en familia y era una de las noches más esperadas del año. Cuánto has cambiado, Cádiz. Tus noches antes tenían vida. Ahora salvo los dos bares que están de moda en los demás puedes sentarte a cenar un sábado sea la hora que sea. Hay noches que tienes el Paseo Marítimo para ti solo. La Punta de San Felipe se ha convertido en un espacio inseguro y las barbacoas ya son cosa del pasado (en parte también por nuestra culpa). Solo hay que ver la cantidad de público que ha asistido a los conciertos de Manuel Carrasco o a las actuaciones englobadas en el No sin música para apreciar que los jóvenes gaditanos tienen ganas de salir y disfrutar de las noches estivales.

Entre los culpables, además de algunos hosteleros que no tienen ganas de innovar y renovarse y vecinos que no piensan en la juventud, están las autoridades. No ayudan. No se trata de masificar. Se trata de ofrecer alternativas, de mantener contentos a los de aquí y conseguir un turismo de calidad. Consultar a los principales afectados no entra en los planes de los que mandan. Toman decisiones sobre lo que se puede hacer o lo que no según les viene en gana. A veces sin sentido. Que si las terrazas, que si los veladores, que si el botellódromo, que si problemas con los vecinos... Con la toma de decisiones nunca va a llover a gusto de todos, pero los jóvenes somos los principales afectados. La alternativa es huir hacia otras localidades gaditanas que han ganado terreno a la capital, donde aprovechan los paseos marítimos, los bares, los chiringuitos, donde la oferta de ocio se multiplica. Menos mal que los de la capital tenemos playa. Qué pena que esa frase cada vez se convierta más en nuestra mayor defensa a la hora de vender Cádiz. 

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído