Hamburgo, la última masacre urbana

La sociedad alemana quedó consternada con el ataque de Hamburgo, queda por ver si habrá modificaciones legales que vayan en camino de reducir la cantidad de armas y aumentar el control de las que queden

Masacre en Hamburgo. FACEBOOK
Masacre en Hamburgo. FACEBOOK

Las armas sirven para matar. Son para lo que sirven. Otra cosa es que haya muchas situaciones y momentos en que se utilicen como una amenaza disuasoria, pero si las armas funcionan como una amenaza disuasoria es, precisamente, porque sirven para matar.

Porque sirven para matar y el Estado se reserva en monopolio el uso de la violencia, los ciudadanos no están autorizados para usar o portar armas. El caso contrario más conocido es el de los Estados Unidos de América, donde murieron 1.631 menores en 2022, según la ONG Gun Violence. En Europa, donde poseer armas de fuego exige una licencia hay, sin embargo, demasiadas armas de fuego; cada arma es una de más. Hace unos días, en Hamburgo, una persona abrió fuego contra una multitud, mató a siete y se quitó la vida a sí mismo. Además un non nato. No va a ser posible averiguar ya las razones o sinrazones de quien disparó, aunque eso no devolvería la vida a quienes la perdieron.

Alemania vuelve a discutir sobre si es suficientemente excepcional la ley que regula las licencias de armas, y aparecen reportajes sobre quienes son o serían los Testigos de Jehová en relación con el baño de sangre que se ha producido en uno de sus templos, en Hamburgo, Antes hubo otros ataques con armas en Alemania: 2022 en Heidelberg, Bremen, Hamm; 2023 Ibbenbüren.

Sean armas de caza o deportivas, sean armas cortas o armas de guerra hurtadas al control de varios estados, también en Europa hay demasiadas armas, aunque “las armas las cargue el diablo”. La idea de que el monopolio de la violencia le pertenece al Estado, bajo estrictos limites legales, la ponen en discusión personas u organizaciones que pretenden que el Estado no les defiende lo suficiente, al mismo tiempo que afirman su derecho a defenderse del Estado: en Estados Unidos o en España.

Pasearse por la hemeroteca internacional es legar a la conclusión de que donde hay más armas hay más muertes, en principio. Aunque también tenga que ver con la eficacia judicial en la persecución de los delitos y la presencia policial en el espacio público, según trabajos del Prof. Jairo Libreros. La conclusión es que más armas no producen más seguridad, tomando el claro ejemplo de Estados Unidos de América, porque las armas producen su propia dinámica de agresión y muerte.

Las opiniones sobre que también en Europa habría demasiadas armas llega siempre acompañando a los ataques indiscriminados que, como ahora en Hamburgo, producen alarma social. Una alarma que luego se va diluyendo con el flujo de noticias y vuelve a quedar adormecida. No parece que pueda haber ninguna razón para tener y portar armas. Sí parece haber una relación entre la cantidad de armas que hay en un país y la cantidad de muertes violentas que se cuentas cada año; armas legales y armas ilegales.

La sociedad alemana quedó consternada con el ataque de Hamburgo, queda por ver si habrá modificaciones legales que vayan en camino de reducir la cantidad de armas y aumentar el control de las que queden. La propuesta de que para acceder a una licencia de armas haya que pasar un test psicológico parece insuficiente. Quizá todo pase por revisar la idea acerca de un supuesto derecho de tener armas y de la propia defensa. Se ha creado una opinión sobre la inseguridad bastante exagerada, y las condiciones económicas producen cada vez mayor violencia urbana: latente o explícita.

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