Granada necesita liderazgo

Frente a la ola reaccionaria que amenaza con llevarse por delante los derechos conquistados, necesita valentía, autonomía y un profundo amor por esta tierra y su gente

La alcaldesa de Granada, Marifran Carazo.
24 de agosto de 2025 a las 08:51h

Granada se encuentra en una encrucijada histórica. Los datos son tozudos y demoledores: nuestra ciudad está entre los peores puestos en desempleo, pobreza y exclusión social. Una emergencia habitacional sin precedentes impide que el 85% de nuestra juventud pueda plantearse emanciparse, mientras barrios enteros e históricos se vacían para convertirse en parques temáticos para el turismo masivo. Frente a esta realidad, la ciudad se merece instituciones, ciudadanía y empresariado dispuestos a pelear por su futuro sin obedecer sumisamente a intereses decididos fuera de Granada.

Granada no necesita portavoces de agendas ajenas. Necesita un liderazgo con arraigo, autonomía y credibilidad. Un liderazgo que conozca de primera mano los problemas estructurales de la vivienda, la turistificación desbocada y la precariedad de nuestros servicios públicos, y que tenga la voluntad política y la firmeza ideológica para plantar cara a los poderes económicos y mediáticos, y sus cómplices residentes en la misma ciudad, que nos han condenado a ser la eterna sucursal.

Este proyecto de ciudad debe nacer de un pacto con la ciudadanía, un nuevo contrato social que sustituya al oligopolio del rentismo con raíz dentro o fuera de la ciudad. Ese pacto debe construirse con la participación activa de la sociedad civil. Implica medidas valientes y concretas: por ejemplo, una moratoria real de pisos turísticos, la creación de una empresa municipal de vivienda que recupere miles de inmuebles vacíos para alquiler social, y la apuesta por un transporte público gratuito que conecte toda el área metropolitana, la democratización de la policía local o iniciar el camino de la remunicipalización de los servicios municipales.

Pero este liderazgo para Granada debe tener, inexorablemente, una vocación andaluza y andalucista. No un folclorismo vacío, sino un compromiso firme con Andalucía la importancia de Granada en el marco de nuestra nacionalidad histórica. Esto significa ser garante del equilibrio estatutario, luchando por un modelo de financiación autonómica justo que nos permita invertir en lo que de verdad importa: sanidad, educación, servicios sociales y dependencia. Significa promover nuestra bandera no como un símbolo del pasado, sino como una seña de identidad de un pueblo con voluntad de futuro, y defender un modelo de comarcalización que acerque la administración a la ciudadanía.

Es necesario un liderazgo que no pida permiso. Que negocie de tú a tú con la Junta de Andalucía, por ejemplo, para que la tasa turística se aplique en Granada y sus fondos reviertan en paliar los daños que causa la masificación y en la mejora de los servicios públicos municipales. Un liderazgo que, con apoyo social, demuestre que otra Granada es posible: una ciudad habitable, justa y sostenible que ponga a las personas por encima del beneficio de unos pocos.

Frente a la ola reaccionaria que amenaza con llevarse por delante los derechos conquistados, Granada necesita valentía, autonomía y un profundo amor por esta tierra y su gente. Ese es el liderazgo que hay que construir: uno que no se arrodille, sino que se ponga al frente para defender los intereses de Granada y de Andalucía.