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"INFORMÉMONOS. Informémonos bien y distingamos. Distingamos entre yihadismo y lo demás. No hagamos que paguen justos por pecadores. E informemos". 

GRITEMOS. Gritemos “No tinc por”. Gritemos “No tengo miedo”. Aunque lo tengamos. Porque es normal tenerlo ante unos descerebrados. No nos sintamos culpables si sentimos temor. Nosotros somos humanos. Lo raro sería no sentirlo.

RECORDEMOS. No olvidemos. Lo que ha sucedido nunca debe desaparecer de nuestra memoria. Por las víctimas. Porque marca un antes y un después en nuestra historia, en nuestras vidas. Y cuando lo recordemos, hagámonos más fuertes, no nos paremos.

APRENDAMOS. Aprendamos que hay momentos en los que hay que dejar a un lado la política. Si ellos quieren mezclar unas cuestiones con otras demostremos que a nosotros no nos importa. No les demos más espacio del que merecen en estos momentos. Ni nos indignemos más de lo necesario. Distingamos los ámbitos. Respondamos con la indiferencia. Ya tendremos tiempo de abordar esas cuestiones.

CONTINUEMOS. Continuemos con nuestras vidas aunque no olvidemos. Salgamos a la calle, disfrutemos, cantemos, bailemos. Demos nuestra opinión, discutamos, enfadémonos. No dejemos de hacer lo que sentimos. Siempre desde el respeto. Y viajemos. Cojamos trenes, autobuses, aviones. No dejemos de conocer mundo, culturas y relacionarnos con personas de todas partes. No hay nada que nos aporte más. No perdamos ni un segundo.

INFORMÉMONOS. Informémonos bien y distingamos. Distingamos entre yihadismo y lo demás. No hagamos que paguen justos por pecadores. E informemos. Informemos bien los que nos dedicamos a la comunicación. Y no nos creamos todos periodistas. Utilicemos las redes sociales con cabeza, no las convirtamos en algo peligroso.

ABRACEMOS. Abracemos, besemos, digamos cosas bonitas a quienes queremos, sonriamos, lloremos cuando lo necesitemos. En definitiva, vivamos. Porque cualquier día puede ser el último.

SOÑEMOS. Soñemos con que un día esto llegará a su fin. No perdamos la esperanza. Quedémonos con los buenos corazones que en los últimos días lo han dado todo a cambio de nada.

Y GRACIAS. Gracias a las fuerzas de seguridad, a los profesionales de la sanidad, a organizaciones, a psicólogos, a traductores, a taxistas, a hoteleros, a los encargados de devolver Las Ramblas a lo más parecido a la normalidad,  a periodistas... (se me olvidarán muchos en la lista, también a ellos). A la gente de a pie. A los que se quedaron al lado de las víctimas ayudando, a los que abrieron sus negocios para que otros se refugiasen, a los que abrieron sus casas, a los que llevaron agua y comida a quienes lo necesitaban, a los que estos días han paseado por el lugar de los hechos, a los que grabaron y fotografiaron imágenes que nunca hubiéramos querido ver. A ellos también, porque en situaciones como estas no sabemos cómo reaccionaríamos y no es justo criticarlos. Gracias por reafirmar que en el mundo hay más buena gente que mala, porque si algo se puede sacar de positivo en todo esto es que el bien está por encima del mal. 

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