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Ahora resulta que el plan director fantasma consiste en tirar de bronce para tapar boquetes.

En estos días estamos asistiendo a una ofensiva para recuperar la ciudad de Mosul, en manos del ISIS desde hace más de dos años. En breve veremos imágenes de la ciudad devastada, bombardeada, lúgubre y solitaria. Imagínense que pasan años desde que Mosul fuera destruida, aunque por fortuna liberada, imaginen que el país se ha estabilizado y que la democracia ha tomado el sistema político iraquí (ojalá ), pero que la ciudad no ha sido reconstruida aún pese a los empeños de la administración y las reivindicaciones de la propia sociedad civil; piensen, en fin, y asómbrense si las autoridades llegan al centro de Mosul y lo que hacen para revitalizarla es inaugurar un busto del escritor Tariq Ali en la plaza más representativa de la ciudad. ¿Conseguirán su objetivo?

Paralelamente nuestro queridísimo delegado de Cultura anuncia que en Jerez se va al inaugurar un monumento consistente en dos cabezas, una de Cervantes y la otra de Shakespeare, para que presida la plaza del Mercado, monumento que, por cierto, ha sido pagado por empresas bodegueras. Sí, sí, estamos hablando de la misma plaza presidida por dos edificios eternos: la eterna mentira de la rehabilitación de Riquelme y la eterna especulación inmobiliaria del palacio de San Blas. La misma plaza que presenta su principal acceso cortado desde hace una década debido a una operación privada que nunca se ejecutó.  El mismo lugar que va perdiendo palmeras poco a poco, algunas con efectos devastadores para los que osen sentarse allí. Es la misma plaza a la que los servicios sociales del Ayuntamiento han abocado al fracaso social más absoluto debido a su deficiente política y nulo seguimiento de concesión de viviendas sociales. Estamos hablando del mismo lugar en el que la fuente más antigua de Jerez se encuentra abandonada a su destino, al de los vándalos y  los incívicos que, sean o no del barrio, campan a sus anchas ante la indiferencia y el temor general. Ante este panorama (sólo de la plaza del Mercado, porque como nos metamos en otras zonas, nos echamos a temblar), ¿qué ofrece nuestro Ayuntamiento como forma de regeneración total? ¡colocar dos bustos en el centro de la desolación más absoluta! Colocar a dos gigantes de la literatura universal, que no pintan nada en esa plaza, con forma de cabezudos de cabalgata, he ahí la brillante solución ideada por las cabezas repletas de serrín que copan los puestos de responsabilidad en esta desafortunada ciudad.

Y eso es todo: ahora resulta que el plan director fantasma consiste en tirar de bronce para tapar boquetes. ¡Cómo va a cambiar la plaza del Mercado con Miguel y Guillermo! Eso sí, que los pongan mirando al cielo, a ser posible haciendo un escorzo imposible. Y es que como los pongan mirando al suelo,  al frente o a los lados, van a morir por depresión galopante. Decía Aristóteles que el hombre es, por naturaleza, un animal político. En Jerez, no obstante, el político es, por incapacidad manifiesta, un animal mentiroso e inútil. 

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