Carta al ministro de Agricultura: Actualizar el Plan Estratégico Estatal de Producción, Transformación y Distribución de la Producción Ecológica

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Francisco Casero Rodríguez es presidente de Fundación Savia por el Compromiso y los Valores.  

Luis Planas, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, en una imagen de archivo.
Luis Planas, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, en una imagen de archivo.

Cara al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y al ministro D. Luis Planas Puchades.

Estimado ministro:

La solución a los grandes retos a los que nos enfrentamos es verde. No por una cuestión ideológica, ni siquiera estética o filosófica. Está en una verdadera y justa Transición Ecológica las oportunidades para abordar los enormes desafíos de nuestro territorio: el cambio climático, la despoblación, la desigualdad social, la viabilidad del sector agrario y pesquero, la pérdida de biodiversidad, la emisión de gases de efecto invernadero, los cambios en los modelos energéticos, de movilidad y conectividad…

Las consecuencias económicas y sociales derivadas de la crisis sanitaria del COVID19 no hacen sino agravar una situación que ya estaba muy deteriorada. Esta pandemia sanitaria aumenta la tensión sobre todo nuestro sistema de convivencia. Por eso, debemos seguir insistiendo en la importancia que ha tenido, que sigue teniendo, que contemos con un sólido sistema productivo que nos proporciona alimentos y productos básicos de calidad, confianza y cercanía, máxime en un momento de pandemia climática como el que nos encontramos.

Es en estos momentos cuando se está ultimando la definición del nuevo marco de la Política Agraria Común que es vital para acometer una verdadera reconversión de nuestro modelo agrario. Porque el escenario es diferente. Como bien sabe, la salida del Reino Unido de la Unión Europea y las directivas europeas de Biodiversidad y de La Granja a la Mesa están marcando un camino nuevo y esperanzador. A ello hay que unirle la inyección de fondos, la oportunidad que debe ser para nuestro estado el plan de rescate de la Unión Europea denominado Next Generation y, desde luego, los desarrollos de planes estratégicos que en su gobierno se están llevando a cabo, tanto desde el ministerio de infraestructuras, transición ecológica y el suyo propio.

En todo este escenario, la producción ecológica está llamada a ocupar el protagonismo que por justicia le corresponde. Bien es cierto que seguimos liderando la producción ecológica europea con 2.354.915 hectáreas en 2019, lo que nos sitúa entre los cinco mayores productores mundiales. En el sector contamos con más de 50.000 operadores, lo que da idea de la relevancia económica y social del sector.

Según la estrategia europea De la Granja a la Mesa, el objetivo para 2030 es que el 25% de la superficie agrícola sea ecológica. En diversas ocasiones le hemos manifestado nuestra convicción de que España tiene que liderar este objetivo y, desde luego, aspirar a ir más allá de estos mínimos establecidos.

La superficie en producción ecológica en España se encuentra actualmente en torno al 9,7% de la Superficie Agraria Útil (SAU). Son 2.354.650 hectáreas en producción ecológica. Llegar al 25% supondría llegar a los seis millones de hectáreas En esta cifra es muy importante considerar que la amplitud y diversidad de nuestro territorio hace que existan importantes diferencias entre comunidades autónomas. Así, por ejemplo, Cataluña tiene el 22% de su SAU certificada en ecológico, Andalucía el 21%, Navarra el 20%, Baleares el 19%, pero otras comunidades como Aragón, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Extremadura, Galicia, Madrid, La Rioja o País Vasco no llegan al 5% de su superficie en producción ecológica.

Atendiendo a los tipos de cultivos, el grado de certificación también es muy dispar. Así, el 40% de las bayas cultivadas están certificados como ecológicos, , el 19% de los frutos secos, el 17% de los pastos permanentes, el 13% de los viñedos. Pero en cambio, los cereales para la producción de grano, los tubérculos y raíces, los cultivos industriales, las plantas verdes para producción animal, los frutales y los cítricos no llegan al cinco por ciento. El olivar apenas tiene un 8% de certificación ecológica.

Alcanzar el 25% de la superficie en producción ecológica supone un gran trabajo con una estrategia clara detrás. No sólo en el plano de la producción, también en el de la transformación, la comercialización, el consumo, la formación, la investigación y la innovación, etc. Un esfuerzo colectivo y de colaboración público privado en el que deben implicarse todos los agentes de la cadena de valor.

Nos parece un reto muy ambicioso que va a requerir el esfuerzo y compromiso de todos. Desde luego la PAC tiene que contribuir de forma decidida, pues se estima que el 40% de los 48.000 millones que recibiremos se orientarán a acciones ligadas a la lucha climática y el medio ambiente como el pastoreo extensivo, la agricultura de conservación y la reducción de fertilizantes. También otros fondos europeos y la sinergia con otras políticas de transición ecológica, mejora de los sistemas de distribución y consumo de alimentos, eficiencias en el uso de los recursos naturales e hídricos juegan un papel fundamental. Al igual que el relevo generacional y la cualificación de la mano de obra, es urgente crear empleos que perduren en el tiempo, la producción ecológica aporta elementos diferenciales positivos en la generación de valor añadido y empleo por superficie cultivada, lo que incentiva además, el arraigo de la gente al territorio.

Para conseguir la adecuada eficacia en el cumplimiento de estos objetivos es en nuestra opinión fundamental la puesta en marcha y entrada en vigor de un Plan Estratégico Estatal de Producción, Transformación y Distribución de la Producción Ecológica. Una herramienta con la que hemos contado anteriormente y que puede ser la herramienta idónea para coordinar, canalizar y articular las políticas del sector, llamado a ser referencia en nuestro sistema económico de los próximos años. El último documento de estas características es anterior a marzo de 2014. Es el momento de renovar objetivos y compromisos, de lanzar una estrategia con el apoyo de todos los agentes vinculados a la producción ecológica.

Un plan estratégico que cuente con la voz y opinión de los agentes sociales implicados: Comunidades Autónomas, Organizaciones Agrarias, cooperativas, sector industrial y distribuidor, los consumidores. Todos debemos estar implicados, unidos en este objetivo tan necesario y útil.

Este es el camino que debemos iniciar cuanto antes. Tenemos que ir trabajando, aunque, efectivamente no se pueda lograr de la noche a la mañana, para mejorar la dignidad, la renta y la viabilidad del sector primario español junto a la conservación de nuestra biodiversidad, la más importante de toda la UE.

En estos años se está demostrando que el sector de la producción ecológica está siendo referente en el buen hacer, en la calidad y una visión mucho más global de su actividad, contribuyendo de manera diferencia a fijar población al territorio, a mejorar la autoestima rural. Y también aportando innovación en procesos, en productos, en marca, generando mayor valor añadido, empleo más cualificado y estable.

La eliminación de fitosanitarios y pesticidas, la gestión de los recursos hídricos, la protección y mejora de los suelos, la recuperación de espacios y ecosistemas degradados, que el 10% de la superficie agraria vuelva a estar ocupada por elementos paisajísticos de gran diversidad tienen que ser el gran impulso que la producción ecológica española necesita. Es necesario considerar que en la recuperación de ese 10% paisajístico previsto para 2030, en España y Portugal hay espacios agrarios donde el 100% de la superficie está ocupada -desde antiguo- por "elementos paisajísticos de gran diversidad", la dehesa, la campiña o los pastos de montaña son un claro ejemplo. Estos ecosistemas deben contar con una valoración adecuada y reconocimiento explícito.

La Producción Ecológica es más que un sistema productivo. Un sistema que tiene en cuenta toda una serie de criterios añadidos en materia de sostenibilidad, biodiversidad, futuro, rentabilidad. Es un modelo que tiene una visión más global, la que mejor responde en nuestra opinión a los grandes retos a los que nos enfrentamos. Por eso tenemos que abanderar desde España este posicionamiento de innovación en el modelo productivo primario, el objetivo de la Comisión Europea del 25% tenemos que entenderlo aquí como una cuestión de mínimos. Tenemos nueve años por delante par cumplir este importante objetivo, pongámonos en marcha.

Debemos superar la incomprensible y actual división española de la PAC con un desorbitado número de separaciones que en la práctica está ocasionando mayores desigualdades entre territorios. Es mucho más importante lo que nos une, el presente y el futuro de nuestros agricultores y ganaderos, de nuestro territorio, de nuestras generaciones futuras. Tenemos la responsabilidad de transmitir a los consumidores y consumidoras, a la ciudadanía que el dinero invertido en la PAC acaba convertido en beneficios para el territorio y para ellos mismos, que es importante y necesario este compromiso de todos, porque es la propia sociedad en su conjunto la que necesita del medio rural fuerte, sano, dinámico.

En la Fundación Savia estamos a su disposición y la de su equipo para ayudar en todo lo que pueda estar en nuestra mano, cuente con nosotros.

Reciba un cordial saludo,

Francisco Casero, presidente de Fundación Savia.

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