La fórmula del amor verdadero

La magia de lo sencillo es precisamente que lo parezca, aunque en el fondo sea una gran complejidad la que lo haga posible

Antonia Nogales

Periodista & docente. Enseño en Universidad de Zaragoza. Doctora por la Universidad de Sevilla. Presido Laboratorio de Estudios en Comunicación de la Universidad de Sevilla. Investigo en Grupo de Investigación en Comunicación e Información Digital de la Universidad de Zaragoza.

Vídeo de Hanao y Dengan intentando resolver el 1+1.
Vídeo de Hanao y Dengan intentando resolver el 1+1.

Una vez le oí decir a Iñaki Gabilondo ―que por entonces era algo así como Dios— que nada que mereciese realmente la pena podía ser gratis ni fácil. La magia de lo sencillo es precisamente que lo parezca, aunque en el fondo sea una gran complejidad la que lo haga posible. Como el trabajo de ingeniería detrás de un abanico. Gabilondo y su teoría del esfuerzo me han venido a la mente esta semana por varias razones. La primera es el premio Ondas que ha recibido Carles Francino por sus 40 años de trayectoria radiofónica. Aparte de las similitudes profesionales obvias entre ambos hombres de radio, su discurso de agradecimiento me devolvió al de Donosti. En menos de tres minutos, Francino correspondió a los elogios recibidos y habló sobre la equidistancia en el buen hacer periodístico. Pero también hizo algo menos protocolario, algo que, quizás por sencillo, a veces se olvida: dijo lo que sentía. Y por eso arremetió contra el "puto" covid persistente y le lanzó un te quiero a su mujer. Nada que sea fácil vale la pena, y mantener vivo un amor es de las empresas más difíciles de acometer. Mucho más que informar a todo un país. 

La segunda razón por la que esas palabras me han rondado la cabeza tiene que ver con un hallazgo matemático. Cómo lo aparentemente sencillo puede encerrar las incógnitas más grandes es algo que saben bien un par de japoneses entusiastas de los números. Los youtubers Hanao y Dengan se han pasado 24 horas cubriendo las paredes y el suelo de una habitación entera con cálculos infinitos en un intento de encontrar la respuesta a la fórmula 1+1. Lo han leído bien. Aparentemente, se trata de la fórmula aritmética más sencilla, pero si se aplican campos como las funciones trigonométricas, las series infinitas, la geometría, la física, el electromagnetismo o la termodinámica, se pueden cubrir con ecuaciones metros y metros de papel para tratar de hallar la solución. El 2 es solo la respuesta simple al problema, la que no tiene valor. 

En apenas diez días, el vídeo de las veinticuatro horas del 1+1 superó el millón de reproducciones y aún se encuentra en la popular plataforma. Por lo visto, hay bastantes personas interesadas en conocer la respuesta donde no parecía haber ni siquiera una pregunta. Y eso que Hanao y Dengan, quizás por su insultante juventud, no están al tanto de la más castiza de las soluciones al enigma. Esa que solo logró descifrar de verdad la mente preclara de Fran Perea. En aquella versión patria de La tribu de los Brady, con escobillas de váter y jamones con chorreras, la banda sonora nos dejaba bien clara la respuesta al problema. ¿Cómo olvidar que uno más uno eran siete? ¿Quién nos lo iba a decir? Quizá nos lo podría haber dicho Francino, que comprende bastante bien el amor y la paciencia. Para informar a Hanao y Dengan tendremos que buscar, eso sí, un buen traductor de japonés. Ya me veo a los frikis matemáticos empapelando el cuarto con la letra de la cabecera de Los Serrano y flipando en colores. ¿Quién no querría ver algo así?  

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