El Efecto Streisand se ha hecho notar en este caso particular. Una película genera expectación y no por ser especialmente esperada, más bien por escándalos que nada tienen que ver con el mundo del celuloide.
Sin ánimos de empezar la casa por el tejado, en términos breves y sencillos, explicaré en qué consiste el efecto Streisand. En el año 2003, la artista Barbra Streisand demandó por unos cincuenta millones de dólares a un fotógrafo y a una web porque en un reportaje sobre la costa californiana aparecía una foto en vista aérea de su 'humilde' mansión, alegando que se había atentado a su derecho a la privacidad; exigió la retirada inmediata de la fotografía. A partir de esa denuncia, se hizo público que esa mansión pertenecía la señora Streisand, algo que no llamó la atención antes de que ella pusiese el grito en el cielo. En muy resumidas cuentas, el efecto Streisand se da cuando cuando se intenta censurar algo y se le termina dando más visibilidad y publicidad de la que tenía, siendo más perjudicial para el censor que para el censurado.
El caso de Fernando Trueba con su película La Reina de España, sin ser exactamente igual, arroja algunas semejanzas. Trueba, uno de los directores más conocidos y valorados de nuestro cine, realizó hace un tiempo unas polémicas declaraciones asegurando que no se sentía español. Algo que generó reacciones dispares; no faltaron reproches sobre cuán español debía sentirse a la hora de cobrar subvenciones del Ministerio de Cultura, por poner un ejemplo. Además, generó la ofensa generalizada de aquellos que se sienten muy españoles. Algunos juraron al viento que jamás volverían a ver una película suya; aunque careciesen de la certeza de haber visto alguna de ellas o aunque no pudiesen citar el título de un par de cintas de su filmografía sin tener que recurrir a Google o a la Wikipedia.
Y la hora de la venganza llegó. Este mismo fin de semana, Trueba ha estrenado su última película y desde las redes sociales, en las semanas previas, se ha podido observar un intento de boicot a la misma, instando a no verla por el nulo patriotismo de su director y por su presunto descaro a la hora de cobrar subvenciones del país del que no se siente orgulloso.
Y los medios no han tardado en mostrar titulares que anuncian que el boicot a Trueba ha hecho que la película, estrenada en 300 salas a lo largo del territorio nacional, ha tenido un debut en taquilla catastrófico. ¿Tan poderoso ha sido el boicot?
Dudo muchísimo que un número masivo de potenciales espectadores hayan renunciado a ver esta película por amor a la patria. También dudo que un número masivo de potenciales espectadores supieran de esta película de no ser por la polémica que han generado las inclinaciones patrióticas del director. ¿Iba a ser esta película un bombazo de taquilla sin precedentes? Sinceramente, no lo creo. El cine español que triunfa en la taquilla española de manera excepcional es aquel que lleva por título Ocho apellidos de a saber dónde o el nombre de Torrente seguido del número de su secuela. Poco más. También ha de tenerse en cuenta que, en estos años que vivimos, ir al cine no es la opción de ocio más extendida y que éstos se llenan cuando hay estrenos de cierta rimbombancia. Las 50 sombras de turno o la película de superhéroes que se tercie.
Estoy seguro de que el batacazo de Trueba con La Reina de España no se alejará – o incluso superará en recaudación – a la película española de turno estrenada en los cines todas las semanas. Ya que el estigma sobre el cine español sigue candente en el público masivo: o es una película de tetas o de la Guerra Civil.
El Efecto Streisand se ha hecho notar en este caso particular. Una película genera expectación y no por ser especialmente esperada, más bien por escándalos que nada tienen que ver con el mundo del celuloide. Desgraciadamente para Trueba, no ha salido beneficiado al ser el censado en esta historia. Al menos podrá tener el consuelo de excusar su presunto fracaso cinematográfico con un “la culpa es del boicot”. También podrá decir algo ocurrente en la próxima gala de los Goya.
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