Los que llevamos mucho tiempo en esto de internet —desde 1995 más o menos, en mi caso— hemos visto cómo grandes empresas y servicios que fueron lo más en su momento, han caído. Recuerdo a bote pronto el navegador Netscape, los buscadores Olé y Ozú!, el portal de Terra o Navegalia, servicios de comunicación como ICQ o el chat de los chats que era el IRC, precusor del Messenger de Microsoft a su vez precusor del Blackberry Messenger que dio lugar a múltiples copias como por ejemplo, Whatsapp.
Salvo el correo electrónico, todo ha tenido su principio y su final. Y lo que hay ahora, que parece insustituible, como antes también pensábamos que otras cosas lo eran, también tendrá su final. Lo confieso: me estoy hartando de Facebook. Es la red social por excelencia, a la que la democratización de los medios ha llevado al desastre. El descontrol, los anónimos, los insultos, los vigías —esa gente que continuamente te observa y no te habla—, las faltas de ortografía de la mayoría de la gente que leo y por último, el sinfín de noticias falsas, hace que cada vez mire con más desgana a esta red. O que haya momentos en los que pase de ella.
A veces pienso que la culpa la tengo yo, porque Facebook no es otra cosa sino que la gente que sigues. Pero grupos, páginas, etc., hace que interactúes con elementos que no deseas. Facebook es una buena herramienta para los medios de comunicación digitales. Muy buena herramienta para las empresas en búsquedas de sus clientes con su perfil de consumidor. Pero está cansando. Los dueños de Facebook se están dando cuenta. Se les está yendo de las manos. Lo último: las retransmisiones en vídeos que a priori parece genial, pero que ya están siendo utilizadas para suicidios en directo que Facebook no puede controlar y que tarda en borrar.
Pero son los bulos y las noticias falsas lo que más daño le está haciendo a Facebook. Está perdiendo credibilidad. Han salido muchos medios digitales que no son fiables. Cualquiera puede hacer un periódico desde su casa para crear mentiras. No es la primera vez que lo digo: las asociaciones de la prensa deben ponerse las pilas y certificarnos a los lectores qué medios están hecho por profesionales. Distinto es que tenga cada medio una línea editorial. Pero de ahí a la mentira y la manipulación hay mucho trecho.
Por otro lado, está el uso torticero que gente con segunda intención —normalmente con una fuerza política detrás— hace de la distribución de artículos de publicaciones cómicas o de parodia, tipo El Mundo Today. Te la comparten sin decir que es una publicación satírica. Y la gente, la gran mayoría ni pincha ni lee enlaces salvo que sea de accidentes o catástrofes. Lo que importa es el titular. Y surte efecto el engaño. ¡Y tanto que surte! Ahí tenemos en Jerez ahora a gente plenamente convencida de que un partido quiere prohibir comer caracoles en la Feria —lean los comentarios de la publicación; ni los propios lectores se dan cuenta de que es una parodia como pone en la cabecera—. Y te lo discuten como si les fuera la vida en ello. ¡Es que lo he visto en internet! Convénzale usted ahora de que todo lo que ve en internet no tiene por qué ser verdad.
También observo que los que somos blogeros desde hace más de diez años hemos vuelto a los blogs que abandonamos en gran medida por Facebook. El blog es más íntimo, más selecto. Más libre. Y te puedes aprovechar de las redes sin tener que estar en las redes. En fin. El tiempo dirá cuándo será el final de Facebook, porque estoy convencido de que si no cambia, lo tendrá, porque alguien ideará otra cosa mejor. Estos son los consejos que da el mismo Facebook para evitar las noticias falsas —se pueden denunciar desde el PC y Facebook agradece que lo hagamos; pero desde el móvil en el momento de escribir esto, aún no tiene activado este mecanismo—:
1. Duda de los títulos: De acuerdo con la red social, este tipo de contenidos suelen tener títulos llamativos escritos en mayúsculas y con signos de exclamación.
2. Observa con atención la URL: Una dirección falsa o que imita una original puede ser una señal evidente de contenido falso. Muchos sitios de noticias falsas realizan pequeños cambios en las URL de las fuentes de noticias auténticas para imitarlas.
3. Investiga la fuente: Asegúrate que la noticia esté escrita por una fuente de confianza. Si proviene de una organización desconocida, verifica la sección “información” para obtener más detalles.
4. Detecta si el formato es poco común: Muchos sitios de noticias de este tipo contienen errores ortográficos o diseños extraños.
5. Presta atención a las fotos: Las noticias falsas suelen contener imágenes o vídeos manipulados. En ocasiones, es posible que la foto sea auténtica, pero que la hayan sacado de contexto.
6. Comprueba las fechas: El orden cronológico de las noticias falsas puede resultar ilógico, o incluso pueden estar alteradas las fechas de los eventos.
7. Verifica las pruebas: Comprueba las fuentes del autor para confirmar que sean precisas. Si no se aportan pruebas o se confía en expertos cuya identidad no se menciona, es posible que la noticia sea falsa.
8. Consulta otros informes periodísticos. Si ningún otro medio está reportando la noticia, es posible que sea falsa. Si aparece en varias fuentes de confianza, es más probable que sea verdadera.
9. ¿La noticia es un engaño o una broma? Facebook asegura que es difícil distinguir una noticia falsa de una publicación humorística o satírica, por lo que sugiere comprobar si la fuente de donde proviene suele realizar parodias, y si los detalles y el tono de la noticia sugieren que puede tratarse de una broma.
10. Algunas noticias son falsas de forma intencional. Reflexiona acerca de las noticias que lees y comparte solo las que sabes que son creíbles.
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