El espejo de las mujeres

Defender la vida es garantizar una sanidad pública fuerte, accesible y con medios suficientes. Defender la vida es asegurar que una mujer pueda prevenir, detectar y tratar una enfermedad a tiempo

Manifestación multitudinaria contra el SAS en Sevilla.
26 de octubre de 2025 a las 20:02h

Este domingo, escuchando a las mujeres de Amama en la concurrida concentración por la sanidad pública, hubo una frase que se me ha quedado grabada: “La supervivencia política no puede estar por encima de la supervivencia de las mujeres.”

Y no dejo de pensar en eso. Porque resume a la perfección lo que estamos viviendo en Sevilla y lo que, como sociedad, no podemos permitirnos olvidar.

Estos días nuestra ciudad está siendo el espejo más claro de lo que ocurre cuando los derechos se descuidan y la sanidad pública se debilita. Los fallos en los cribados de cáncer de mama no son un error puntual ni una casualidad: son el resultado de años de recortes, de falta de previsión y de una gestión que ha puesto los intereses privados por delante del bienestar de la gente.

Detrás de esos fallos hay mujeres con nombres y apellidos, con familias, con proyectos, que confiaron en el sistema público y hoy se sienten desprotegidas. Y aun así, han salido a la calle con una fuerza y una dignidad que nos conmueven. Porque cuando las mujeres levantan la voz, no lo hacen solo por ellas: lo hacen por todos nosotros.

Y mientras eso ocurre, el Gobierno del PP en el Ayuntamiento, con el alcalde José Luis Sanz al frente, guarda un silencio vergonzoso. Un silencio que se hizo aún más evidente en el último Pleno, cuando se negó a firmar una declaración institucional en apoyo a las mujeres con cáncer de mama. Un gesto tan simbólico como doloroso.

El silencio de Sanz es también la motosierra de un derecho. Se cierra la boca porque se cierra el corazón, la sensibilidad y el apoyo a la salud como derecho fundamental. Callarse es asumir un modelo que desmonta una sanidad pública por la que sevillanos y sevillanas han peleado tanto.

Sanz dejó vacío su sillón en un gesto evidente de desprecio al debate y de falta de respeto institucional y, sobre todo, a las mujeres. Y no solo eso: el PP fue el único partido que votó en contra de una moción socialista para impulsar la investigación y mejorar el sistema sanitario. Una moción que no mencionaba los fallos del cribado ni señalaba a la Junta de Andalucía, pero que sí apostaba por reforzar la sanidad pública y cuidar a las mujeres.

Ese voto en contra y ese silencio no son casuales: reflejan una forma de gobernar que da la espalda a las mujeres. Es el mismo Gobierno que ha concedido a Vox la apertura de una oficina antiaborto. Una oficina que, con dinero público, dice “asesorar” a mujeres embarazadas, pero que en realidad busca culpabilizarlas y sembrar miedo.

No, eso no es defender la vida. Defender la vida es garantizar una sanidad pública fuerte, accesible y con medios suficientes. Defender la vida es asegurar que una mujer pueda prevenir, detectar y tratar una enfermedad a tiempo. Y, que nadie se engañe, también es proteger su derecho a decidir libremente sobre su propio cuerpo.

Por eso lo tengo claro: los fallos en los cribados, el silencio del Gobierno de Sanz y la apertura de esa oficina son tres caras de una misma moneda.

Nacen de una política que desprecia la vida y la libertad de las mujeres, que recorta derechos y levanta muros en lugar de tender manos. Una política que desmantela la sanidad pública y a la vez pretende decidir sobre nuestras vidas desde el paternalismo y el miedo.

Frente a eso, el Gobierno de España ha dado un paso importante con la reforma del artículo 43 de la Constitución, que reconoce expresamente el derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo. No se trata de abrir un debate moral, sino de garantizar jurídicamente un derecho sanitario y blindar la igualdad en la salud, para que ninguna mujer dependa de la ideología de un Gobierno para ejercer su libertad.

Sevilla tiene que decidir de qué lado está. ¿Del lado de quienes callan, recortan y privatizan? ¿O del lado de quienes garantizan derechos y defienden la igualdad?

Las mujeres de esta ciudad ya lo han demostrado: no tienen miedo, no se callan y no están solas. Y quienes creemos en una Sevilla libre, igualitaria y con futuro, tampoco vamos a callarnos.

Porque blindar el derecho al aborto y garantizar una sanidad pública de calidad son dos batallas de la misma lucha: la dignidad y la libertad de las mujeres.

Y sí, la supervivencia de ellas debe estar por encima de cualquier otra forma de supervivencia. Porque cuando falla la sanidad pública, falla la igualdad. Y cuando se cuestiona la libertad de las mujeres, se tambalea la democracia.

Antonio Muñoz es senador y portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla.