Despertar "sin falda, ni medias ni bragas, pero con el top y el sujetador en su sitio". ¿Dónde? "No lo sabía"

Leía en Twitter a Isabel Valdés, @minisahas, periodista de El País, que decía:

A Marta Asensio su novio le daba "el colacaíto de la somnolencia". Así lo llamaba él, ella se despertaba con semen entre las piernas. "Me sentía como un vaciadero sexual", me contó. Asensio le pedía que no lo hiciera más, pero se repitió al menos seis veces en siete años. Con el tiempo, acabó denunciando a ese hombre que tuvo un pub al que puso de nombre 'Insomnio'. En el juicio que hay contra él han declarado Asensio, la pareja anterior de ese hombre y la que tuvo después de ella, por el mismo motivo.

Ese motivo tiene nombre: sumisión química proactiva (se refiere a cuando un agresor administra sin consentimiento una sustancia a una víctima con el objetivo de incapacitarla, mientras que la oportunista es cuando un agresor se aprovecha de la intoxicación resultante de la ingesta voluntaria de una sustancia por una víctima para acosarla). Pero, a pesar de la extendida creencia social, no es la más común. Es la sumisión química oportunista la que sucede en la mayoría de ocasiones, y no hay de por medio burundanga ni ketamina ni éxtasis: hay alcohol. Hay #lágrimas que cuesta #Compartir, nos avergüenza tener los ojos llenos de ellas pensando que lo que las hace brotar no las justifica.En un Hospital parece que llorar por lo que parecen pequeñas cosas se deba hacer sin ser visto.

"Vas con dos botellas de vino, cuatro chupitos y yo te ofrezco otro. Cuando ya estás intoxicada y no te puedes defender ni consentir, aprovecho y te agredo". Así explica @Lgesteve, psiquiatra y presidenta de la comisión de violencia de género del Clínic, la sumisión oportunista. Su hospital es pionero en datos sobre violencia sexual, llevan 22 años recogiéndolos. En los últimos, esas cifras han crecido. "De alrededor de 100 al año al principio [víctimas de violencia sexual] a 500 en 2019". Llegó el confinamiento y la tendencia cambió, "pero es al alza".

En sumisión química, la cifra se mantiene estable: "Alrededor del 25%-28% y algún año sube hasta el 30%". Esos datos del Clínic coinciden con los de @justiciagob. "Aproximadamente el 33% de las agresiones sexuales pueden ser de este tipo", cifró @pilar_llop el pasado marzo.

Esos números reflejan en cualquier caso solo lo que se conoce de forma fehaciente. Según profesionales y expertas, es imposible saber cuántas de estas agresiones se producen al año por diversas cuestiones. Por dos motivos:

1. Primero, porque no todas las víctimas acuden a urgencias: por miedo, por vergüenza, porque no lo tienen claro o porque no lo identifican, como le ocurrió a Ana María.
2. Y después, porque no todas las que acuden a urgencias luego denuncian, por los mismos motivos.

Eso le ocurrió hace una década a Ana María. Despertó un día "sin falda, ni medias ni bragas, pero con el top y el sujetador en su sitio". ¿Dónde? "No lo sabía". ¿Quién era quien dormía a su lado? "No lo tenía muy claro, estaba de espaldas". ¿Cómo había llegado allí? "Ni idea". Nunca denunció, y ni pensó en que aquello pudiese ser constitutivo de delito hasta que no llegó 2017 y el revuelo con el caso de La Manada. Se dio cuenta fue, literalmente, "de la violación". "Ni sentía ni padecía, así que consentir..."

Hablan de la burundanga y la ketamina, pero ni burundanga ni ketamina ni nada, mi sumisión química, que ahora sé que se llama así, fue por unos chupitos de más y me los bebí yo". Aunque no denunciase, lo que le pasó está tipificado en el Código Penal como abuso sexual. A ella le "da igual lo que diga la ley", siente que fue "una violación". Y eso que dice que siente se verá amparado por la ley del 'solo sí es sí', porque desaparece el delito de abuso sexual y cualquier invasión no consentida al cuerpo de una mujer será tipificada como agresión.

Y la sumisión química, proactiva u oportunista, será un agravante en esos delitos.

Y leía en @rtve: “Cuando aparecen  violaciones en las películas lo típico es que la víctima sea una chica que va por la calle y entonces un hombre desconocido la agarra por detrás, pero hay muchos tipos de violaciones. Te puede pasar también en un ambiente en el que te creas segura, entre conocidos, como me ha pasado a mí”, dice Sara.

Y añadía: Relatar la agresión sexual que sufrió este verano le hace daño porque supone revivir ese dolor, pero la joven, de 18 años, ha decidido contar su vivencia a RTVE.es con el único propósito, dice, de concienciar sobre el aumento de la sumisión química entre jóvenes y de ayudar a que otras chicas sepan cómo actuar si se ven en una situación similar.

Y en eso cuenta: “Me invitó una amiga de la universidad a una casa que había alquilado con otras amigas para pasar el fin de semana. Fueron también otros amigos y conocidos de ella. Por la noche hicimos una especie de fiesta, con música, y todo bien. Yo en general no bebo apenas, no me gusta, pero me bebí una copa porque veía a los demás más animados. Fui a echarme la segunda y a partir de ahí no me acuerdo de nada más”, cuenta Sara, que reside en Madrid.

Pasarían al menos cinco horas hasta la mañana siguiente, pero en la cabeza de la chica hay una especie de "vacío" sobre lo que ocurrió en ese tiempo.

“Cuando me desperté lo primero que hice fue mirarme y vi que tenía una ropa distinta a la que llevaba durante el día. No recordaba nada. Fui al baño y noté que me dolía (al orinar). Me empecé a asustar mucho. Pregunté a mi amiga y me dijeron que me había ido con uno. Yo les dije: ‘Es mentira, ¿no? Me empecé a agobiar de una forma increíble. Me venian como 'flashback' pero no era capaz de recordar bien nada y no encontraba mi ropa”, explica.

Hay varias cuestiones del que hablan en twitter alrededor del hilo de @minisashas, en torno a esto:

@InmaFerragud dice: Tremendo
@Matti42294667 analiza: Es un asunto con tantas zonas grises que da miedo. En cualquier caso, el dato del 33% es terrorifico.
@mariagorrosari: No existe el delito de violación, por su carga semántica y porque no prevé la agresión a hombres. El delito es agresión sexual desde 1995: atenta a la libertad sexual y no, al honor. #ContraLaBanalizaciónDelFeminismo
@curlysier: El alcohol no es excusa para abusar de una mujer.
@InakiPsikologoa: Qué necesario seguir educando en consentimiento sexual.
@monic_pb: Pero es que no se porque os escandalizais tanto, si sois "hombres de bien" y no vais por la vida sometiendo y violando mujeres. No entiendo que alguien pueda defender o molestarse. Que esto no va de hombres, va de hdp
@TaalSabika: Hecho real: Mi hija quinceañera hace un par de años en una fiesta, se le acerca un chico de la misma edad:
- ¿Bebes? le pregunta él.
- No. Contesta ella.
- Entonces así no va a funcionar, le dice el chico mientras se da la vuelta y la deja con cara de ¡pero, tío, tú de qué vas? ¿Y si empezamos por enseñar a nuestros hijos e hijas que hay una ética y respeto común desde las primeras relaciones?
@kriptonize: Lo que hace falta es inculcar el respeto y la educación en general.
@saltarrostro1: Hay que seleccionar las amistades.
@ChewbaccaCalvo: Toda protección me parece poca y los números avalan cualquier medida que se tome respecto a éste tipo de actos. Lo único que me ha chirriado ha sido "cualquier invasión [...] al cuerpo de una mujer", creo que no se debería hacer distinción con el género.
@desdenmona: El hecho es que si un colectivo recibe muchas (*muchas*) más agresiones de un tipo que otro, hay que ofrecerle una protección específica a dicho colectivo. Así que sí, hay que hacer distinción.
@damadewinter: Nunca entenderé que veas una mujer vulnerable y pienses: Esta es la mía, voy a...no me entra en la cabeza tal salvajada.
@Brbara81299273: Cuanto violador suelto por aquí
@CelayaAmaia: Qué horror
@Aimer92286182: Yo lo llamo violación, es una relación sexual NO consentida
@Pepagmarin: Asco es poco…
@MissCat36571738: Por eso no hay que violar, las violaciones no traen nada bueno. Beber no es un delito, violar sí.