Decía Dani Martín en Twitter algo que me sorprendió y me emocionó al mismo tiempo:
"Estaba en la playa, pero hoy he cogido un avión. Hacía mucho que no me subía a uno, sobre todo para ir a un lugar maravilloso: el lugar donde en estos momentos de mi vida me siento mejor, más yo, más tranquilo, más feliz. Es un lugar donde me encanta hablar y donde me abro en canal. Es silencioso, cómodo, a veces paso calor, me emociono, conecto con mi infancia, con mi tristeza, con mis carencias, mis errores: a día de hoy es mi paraíso.
Merece la pena encontrar lugares donde uno se siente que está trabajando y aprendiendo, tengo mucho que aprender de mí aún, así que seguiré cogiendo aviones para ir a ese puto paraíso del que os hablo. Se llama psiquiatra. Es un gimnasio donde la cabeza y las emociones se equilibran, se deshacen nudos, conoces de dónde vienen muchas cosas. Donde aprendes a ser quien eres o, al menos, lo intentas. Donde aceptas, donde asumes, donde soy feliz.
Yo voy al psiquiatra, tal vez pueda servirle a alguien. No me considero ni referente, ni alguien que intente influenciar ni contar qué debe hacer cada uno en su vida, ni historias de esas. Tampoco me he comido a Buda, ni he dejado de ser el ser errante que soy. Tampoco tengo ninguna enfermedad mental diagnosticada, ni busco apoyo con este texto, sólo soy alguien que hoy vomita esto aquí porque así me ha salido al subirme al avión.
Y sí, estoy muy bien, con cariño os digo, eviten preguntarme “pero Dani, ¿estás bien?”, “pero, ¿qué te ha pasado?”. Me ha pasado la vida y me está pasando, y ojalá que me siga pasando, porque estoy vivo, lleno de imperfecciones y de trabajo por hacer. Lo que más me gusta es que cuando algo me pasa soy capaz de ir en busca de mejorar, estoy en mi mejor momento, o al menos en el camino.
Los psiquiatras no sólo medican a las personas, también hacen trabajos maravillosos para ordenar los trasteros que tenemos dentro cada uno, llenos de cosas desordenadas, mal ubicadas, descuidadas, con polvo, y te enseñan a deshacerte de otras que guardamos y que ya no necesitamos. ¡Salud y amor!".
Y ante ello, hemos encontrado muchas respuestas, de las que saco:
@PilarPsiq: "Gracias Dani, los psiquiatras no estamos acostumbrados a palabras tan bonitas, más bien se nos ataca y sobre todo en esta red social. Gracias por explicar que muchos no sólo damos medicación, un prejuicio muy extendido. Me has emocionado".
@EduardRP: "Valentía y generosidad. Personas como que hablan abiertamente son una esperanza para muchas otras que se pueden sentir estigmatizadas a causa de su sufrimiento".
@XavierEstradaF1: "¡Gracias por compartir! El psiquiatra, el psicólogo, el terapeuta somos personas como tú y como otra cualquiera que desde la pasión y motivación en nuestro trabajo intentamos buscar el interruptor de la luz que algunas veces pensamos que se ha apagado. Deberiamos normalizarlo".
@aavellaneda59: "Aunque no lo pretendas ayudas a mucha gente con esto. Hay que normalizar el soporte emocional. Gracias".
@Oscar_CarreresT: "La gente entrena el cuerpo en el gimnasio. Debería hacer lo mismo con su mente gracias a excelentes entrenadores personales para ello".
@PepeBegines: "Eres grande Dani. Todos los que pasamos por el “sanador de melones” tenemos una visión mucho más objetiva de nosotros. Volviendo el foco hacia nosotros, para vernos de verdad. Un abrazo grande, querido".
@elenmar3: "Te acabo de leer y totalmente de acuerdo contigo. Yo también voy al psiquiatra y no tengo enfermedad mental. Ayudan mucho, doy fe de ello. Un abrazo enorme , gracias por compartir tanto con nosotros".
@titigutgoch: Yo comparto una desgracia del destino contigo. Los dos hemos perdido a nuestra hermana. A mí me hizo mucho bien ir al majarón (como yo lo llamo). Sé que nunca superaré esa pérdida, pero me ayudó mucho. Es un trabajo de por vida, intentar mantener el equilibrio".
O lo que leo en un tweet de @duedevocacion que empieza diciendo:
"Soy Psiquiatra. Debo reconocer que la emoción se ha apoderado de mí al leer como Dani Martin describe su experiencia del trabajo de un psiquiatra, son bellas palabras las que dirige a la sociedad sobre nuestro trabajo, sin duda algo muy importante para visibilizar nuestra labor, desdramatizarla y normalizarla. Por todo ello lo primero que me gustaría es darle las gracias públicamente por este gesto, gracias por emocionarme y gracias por mejorar nuestra autoestima, esto ultimo a pesar de que tengo la suerte de tener muchos pacientes que me transmiten su agradecimiento e incluso su afecto hacia mí, de saber que conciben el espacio que tenemos juntos como un espacio enriquecedor de nuestra experiencia como seres humanos, un espacio de aprendizaje mutuo".
Y termina con:
"Mi salida ha sido desde hace tiempo oír a Merlín el Mago cuando dijo que lo mejor para la tristeza –contestó Merlín, empezando a soplar y resoplar– es aprender algo. Es lo único que no falla nunca, y mi primera y más potente herramienta de aprendizaje sois vosotros, gente como Dani Martín que acude a la consulta y nos trasmite su experiencia, sus vivencias, sus sueños rotos y sus anhelos, pero no solo eso bastaría, tenemos que aprender de la literatura, de la antropología, incluso de la paleoantropología, del arte, de la biología, de la sociología, de la medicina, de la psicología, y todo ello en la búsqueda incesante de lo que nos inspire el conocimiento de lo que es ser humano. Sin perder nunca el espíritu que sacó al homo sapiens del Paleolítico la imaginación, la creatividad, pero sobre todo la colaboración con otros profesionales generando equipos cohesionados que permitirán afrontar los retos del sufrimiento. Todo ello es lo que nos hace verdaderamente decir con orgullo #SoyPsiquiatra y #SomosEquipo".
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