“Es casi seguro que te vas a morir”, te dice la ministra de Relaciones Exteriores de la República Argentina, y nos importa a todos porque su ideología tiene raíces en Europa y en todo el mundo. Porque eres una jubilada, o jubilado, eres viejo, ¿seguís la lógica?, y porque eres viejo “es casi seguro que te vas a morir”. Ella no, aunque por edad es una jubilada, pero de oficio millonaria y ¿su hobby? Ministra de Relaciones Exteriores de Javier Milei.
La verdad es que, aunque en su momento sonaba muy fuerte la acusación de Alberto Fernández de que para toda esta gente sobraban, en Argentina, 20 millones de personas, poco a poco empieza a cobrar sentido todo. Quiero decir, cobra sentido lo que hacen, por más que lo que dicen sería algo que no van a hacer, según afirmaban tan inconscientemente muchos de sus votantes. Votaron, muchos, a Milei porque no haría lo que decía; porque no podría hacer lo que anunciaba. Resulta que lo está haciendo.
Alguien pensará que estas cosas pasan tan lejos, en la Argentina, al otro lado del mar, tan al sur. Esta eugenesia modernosa donde la utilidad vital de las personas es valorada en relación a su productividad económica presuntamente posible. “Es casi seguro que te vas a morir”, porque veo, parecería decir la ministra nacida en 1958, una antigualla vejestoria, en realidad, que eres viejo solo porque estás jubiladø. Dejemos, entonces, parece que diría esa ministra vejestoria, que no tengas medios para vivir, porque te vas a morir: “es casi seguro”.
La ministra, lo digo yo porque parece que ella no se atreve, es seguro, sin el casi, que se va a morir, y no sé para qué es ministra si se va a morir. Ojalá tenga mucha y larga vida, pero Diana Mondino es seguro que se va a morir. Es lo que tiene el vivir, que una se muere. Eso sí, no todo el mundo se muere igual. Las hay que se mueren con el alma sucia, apestosa, que rezuma hiel y son alojados en el séptimo círculo del Infierno del Dante, y allá se encuentran incluso con algún que otro Papa, con los ideólogos de “la solución final”.
No está tan lejos la Argentina con esta eugenesia modernosa: el neoliberalismo, el capitalismo deshumano va mostrando su cara más criminal desde que cayó el Muro de Berlín. En la industrialización fue tan deshumano, pero hubo que adecentar los escaparates cuando el comunismo se extendió y amenazaba al capitalismo establecido como la síntesis de la libertad. Cuando cayó el Muro dejó de ser necesario el disimulo y la voracidad contra los seres humanos se desató.
Si se han fijado, las derechas neoliberales dedican insultos, a sus oponentes, que hasta hace poco hubieran sido considerados delincuentes. Esos insultos, a la manera de la calificación de Untermenschen que dedicaban los nazis a todos sus oponentes, son el primer paso para la deshumanización de los oponentes. Una vez deshumanizados ya se les puede despojar de sus derechos humanos, después se pueden ir muriendo o se les “ayuda” a que se mueran. No, nadie piense que los campos de exterminio vayan a volver: se les deja morir y que se paguen sus entierros, que contribuye al negocio.
Hay quien afirma que esto, todo esto, ya lo vivimos antes, como si no hubiera “nada nuevo bajo el sol”. Se confunden. Yo lo veía y mis amigos me lo confirmaban: “nunca vi esto en la Argentina”. Y no, nunca antes pasó en la Argentina lo que está ocurriendo ahora, pero queda muy lejos y el-hedor-de-Dinamarca no llega desde el otro lado del mar. Además, Europa tiene sus propias preocupaciones. Y en Estados Unidos…
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