Comienza la época oscura, pero no en todas partes. Ayer comenzó la primavera en el hemisferio sur. Milei, según todas las encuestas, está en caída libre y Córdoba, ciudad y provincia donde arrasó en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 23, este fin de semana pasado no alcanzó a reunir más allá de un par de miles de fanáticos. En Brasil se celebraron manifestaciones multitudinarias en contra que la proposición de una amnistía para golpistas. En Lima, Perú, el sábado comenzaron las protestas de la generación Z y muchas organizaciones sociales en contra de la corrupción de la presidenta del país, de dudosa legitimidad: como en la Nicaragua de 2018, las protestas estallaron por la reforma jubilatoria. La idea de que en el mundo avanza sin pausa la ultraderecha es una afirmación demasiado imprecisa: lo que avanza es su virulencia y su violencia.
El problema es el hemisferio norte, adonde ahora Milei se va de viaje, a Nueva York, en busca de que sea Trump quien lo salve de su repentina muerte política; en realidad, el final político de Milei es su desastre económico. Tampoco. Su final político es que su desastre económico sea tan claramente visible y tan rápidamente: en solo dos años la gente vive exhausta. Todos los regímenes políticos totalitarios o revolucionarios cambian: en primer lugar el calendario, de nombre, de fechas. En Argentina los meses fueron duplicados por el régimen totalitario neoliberal de los suyos y Milei: al primer fin de mes la gente casi no llega, al segundo llega con yerba mate y desesperación. Cada mes tiene ya quince días.
Esta semana se reúne la asamblea general de la ONU en Nueva York y, mientras los mandatarios latinoamericanos suelen ofrecer una recepción a sus nacionales afincados en la ciudad y en la región, la única agenda de Milei es recibir un premio de dudosa reputación, por cierto junto a Macron, y encontrarse con Trump, ¿para qué?
El desastre económico acometido por Milei era el plan, por mucho que se insista en no poder o querer ver que su plan económico era destruir la economía productiva argentina para convertir al país en un simple aportador de dinero y recursos naturales para las oligarquías especulativas: no había otro objetivo, solo que se precipitaron los acontecimientos porque el peronismo se unió para las elecciones de la provincia de Buenos Aires y el fracaso de Milei fue estrepitoso. El detonante fue, sin duda, la publicación de unos audios que acusan a los Milei de una presunta corrupción, en millones de dólares, con los medicamentos de las personas con discapacidad. El experimento Milei, puede leerlo aquí, planteó desde el principio una suerte de aparente eugenesia modernizada, planteada desde el punto de vista ideológico de desprecio absoluto por quienes no produzcan o no produzcan en régimen de esclavitud.
La Argentina no tiene dinero para pagar sus deudas y es por ello que a la deuda mil millonaria de Mauricio Macri con el FMI y se le sumaba, hasta ahora, la segunda deuda mil millonaria de Macri-Milei, con el mismo ministro de Economía: Luis Caputo. La economía puramente especulativa de Milei reventó por la fatal pérdida de confianza tras la derrota electoral en la provincia con el 40% del censo electoral, Buenos Aires, y que augura algo peor: una derrota electoral el 26 de octubre próximo en las elecciones al Parlamento nacional.
¿Por qué es tan importante? Tras la derrota de hace dos semanas, el Parlamento dejó de tener oposición colaboracionista y revocó vetos presidenciales que eran hachazos contra la economía social y productiva del país. Consecuencia: las grandes fortunas que practicaban el famoso carry trade, especulación inversora especulativa en divisas, empezaron a retirarse y esto hizo que el riesgo país estallara a más de 1.400 puntos y el precio del dólar a 1.515 pesos. En resumen, todo se cayó demasiado rápido y Argentina no tiene dinero para pagar sus deudas.
Con esta situación, que solo hubiera tardado en llegar quizá un año más, Milei se va a Nueva York a que Trump lo sostenga con un préstamo del Tesoro estadounidense sobre el que el diario Perfil tituló ¿Llegan los marines?
Todos nosotros estamos ya acostumbrados a leer y escuchar sobre el neocolonialismo de la actualidad. Las políticas expansivas de China, que las tiene, no dejan, sin embargo, de aportar riqueza y bienestar, habrá que leer más en detalle sobre esto, a las poblaciones donde desembarca: este artículo es muy interesante en esta dirección. Los Estados Unidos han regresado, me refiero ahora a la ideología de su Gobierno nacional, a la depredación neocolonial. Por ello, en Argentina crece la inquietud ante la posibilidad de perder el territorio argentino de la Patagonia como permuta para el pago de una nueva deuda que sería materialmente impagable. Para quienes crean que esto es ficción, propongo que miremos, salvando las distancias, grandes distancias, los proyectos publicados sobre el futuro del territorio de Gaza sin palestinos. La rapiña por los recursos minerales en Ucrania o en Argentina, etc., no son ficción.



