Javier Milei, la pasada noche electoral en Argentina.
Javier Milei, la pasada noche electoral en Argentina.

Todos los populismos se parecen, todos tienen el mismo aire de familia e idénticas ideas.

A ver, ahora toca Milei, el candidato populista -por no decir de ultraderecha- en Argentina, que el domingo superó la barrera de la primera vuelta y puede proclamarse presidente de la República el próximo día 19.

Su doctrina consiste en polarizar la maltrecha economía, acabar con la educación pública, desregular la compra de armas de fuego y la derogación de la ley del aborto, entre otros desatinos. Propone también flexibilizar las leyes laborales, si bien ya sabemos qué significa ‘flexibilizar’ para estos.

El domingo, Milei obtuvo el 30% de los votos y, si gana, promete eliminar la educación sexual en colegios y suprimir el Ministerio de la Mujer para promover el papel de la maternidad, aunque ello cierre el paso a las mujeres al mercado laboral. La guinda de su enloquecido pastel electoral es su negacionismo de la Dictadura, la de los miles de desaparecidos.

Me diréis: ¿Y esto lo vota la gente? Pues sí, y sobre todo las clases medias y bajas. ¿Cómo es posible? Lo es, igual que aquí Vox es la tercera fuerza política con un programa comparable, votado por obreros y clases desfavorecidas. Como se votó a Trump en Estados Unidos, como los brasileños más pobres votaron a Bolsonaro, como en la civilizada Italia se ha votado a la desquiciada Meloni… Una ola de populismo de derechas recorre el mundo.

Pero esto no contesta a la pregunta de cómo lo consiguen. Debe ser todo mucho más complejo para comprimirlo aquí en dos mil caracteres. Aún así, en el caso de Argentina, con casi el 40% de la población en situación de pobreza y un desempleo por las nubes, este discurso trastornado sacó votos de las piedras.

Igual que aquí con Vox, o ‘Chega!’ en Portugal. Frases cortas y conceptos tan vacíos como rotundos al alcance del cerebro de cualquier marmolillo, y el martilleo en redes sociales y medios afines, pueden hacer creer a un tipo que tiene un trabajo de mierda, un sueldo de mierda y un futuro de mierda, que Vox, Chega!, Bolsonaro, Meloni o Milei van a conducir su vida hacia la riqueza y la prosperidad.

Esta es la receta: ‘No pienses, yo tengo la solución’. Y nada de reflexión, crítica ni información veraz. Las virtudes cívicas, el trabajo y la responsabilidad son antiguallas que no conducen a nada.

Todo esto es tan viejo como el mar, y sin embargo sigue engañando a los incautos. A saco.

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