Elecciones a la vuelta de la inquina; digo, de la esquina. Con sus candidaturas, su caravana electoral, sus banderolas y sus mítines. Todo ya de un previsible… nada nuevo se ha inventado en las últimas décadas.
Y os lo dice alguien que comenzó a votar tarde. En mi juventud no se votaba. Era una libertad innecesaria, se decía. Pemán, el poeta del franquismo, lo ponía claro y en verso: "¿Para qué esas libertades/ que nunca el pueblo ha pedido?/ Libertad siempre hubo/ para lo bueno y cristiano./ Si quieren otra… es que quieren/ libertad para lo malo". Así que no se votaba y punto.
Cuando pude votar, tenía tanta hambre atrasada que creo que no falté a ni una sola cita electoral. Por eso, aunque nada más que sea por mi contumacia ante las urnas, me permito dar unos consejos a los nuevos votantes, a los de siempre y a los eternos dubitativos. Lo primero, poner el ojo en los candidatos y candidatas.
Uno: Desconfía de los candidatos que van besuqueando por ahí sin parar. Queda fatal.
Dos: No esperes nada de los que se visten de cosas durante la campaña, en función del sitio al que van: de rociero, de campesino, de lo que creen que es el hombre de la calle (este es el que peor les queda). Cada uno es como es, lo demás es un disfraz.
Tres: No te fíes un pelo de los que ponen a Dios de su parte. Cuando pasen las maduras y lleguen las duras, optarán por Dios y a ti que te parta un rayo. No van a hacer un feo a Dios ¿no?
Cuatro: Recela del candidato que sigue peinado a los diez días de campaña.
Cinco: Sospecha lo peor de los que ante un hecho similar gritan "¡Cohecho!", si es del adversario, y preguntan "¿Cáhecho?", si es de los suyos.
Seis: Sus currículos los carga el diablo. "Estudios de Derecho" significa que compró los libros de Primero. O "Técnico inferior en construcción civil", es en realidad albañil. Ojo.
Siete: No son de fiar los que se creen graciosos. La política no tiene gracia. Esto no necesita explicación.
Ocho: Rechaza a los que saben de todo, de Ecología, de Urbanismo, de Estiangrafía, de Palénquica…
Nueve: Ojo con el candidato pelmazo, incapaz de abreviar. Puede ser el peor.
Diez: Sé libre y vota.
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