Un momento de la cacerolada en Ferraz. FOTO: Almudena Negro - PP Madrid
Un momento de la cacerolada en Ferraz. FOTO: Almudena Negro - PP Madrid

Un partido democrático, con raíces reales, debe ser reflejo del modelo de país que presenta. No se puede decir que se quiere un estado plurinacional o federal, y luego conformar la estructura orgánica de la Organización política atendiendo a una mentalidad jacobina. Son conceptos de contenido incompatible.

No hace mucho debatía sobre la identidad andaluza y comencé afirmando que Andalucía es una nacionalidad histórica, que ejerce, en igualdad de condiciones, el ejercicio de su derecho de autogobierno. Y, una persona de las que estaba escuchando me espetó literalmente “ya está bien de separatistas, revolucionarios antiespañoles”. Cuando el señor se calmó le contesté amablemente, “que lo que había leído, sintéticamente, era el artículo 1 del Estatuto de Autonomía Andaluz”. El hombre se mostró consternado y la sala respiró aliviada. Me llamó la atención ese desconocimiento grave e ignorante que olvidó, nada mas y nada menos, el 4 de diciembre de 1977 y su resultado. De este desempoderamiento de la identidad andaluza es responsable el PSOE.

Pues bien, siguiendo al analista Mario Ortega, la identidad andaluza es una realidad no es excluyente, tiene una vocación netamente federalista y no cuestiona la unidad del Estado. Desconocer esto conlleva a crear confusión interesada, a la vez que constituye una grave contradicción para un partido que se organiza de forma contraria al modelo de Estado que propone. Es una auto refutación palmaria de credibilidad. Y porqué digo esto.

Podemos está desarrollando, actualmente, la III Asamblea Andaluza y si no interpreta bien el papel de Andalucía en los equilibrios de Estado no acrecerá y se situará en la irrelevancia, además, de regalar gratuitamente un patrimonio político propio a otros espacios políticos. La coherencia y lealtad andaluza al proyecto de Estado es sinónimo de nuestra identidad como pueblo, de conocimiento de sus problemas y de las propuestas de abordaje que deben ser elaboradas con acento andaluz, como mejor convengan a los fines estatutarios que como comunidad tenemos, lo que cumple, además, con una función de equilibrio principal en el conjunto del Estado español. Si Podemos no lo hace, si Podemos Andalucía no fortalece su posición federal, la bandera de la autonomía política de Andalucía que ganamos en la calle a pulso y en referéndum el 28F de 1980 (que no querían el españolismo, ni el catalanismo ni los vascos), pasará a posesión de espacios que habiendo contribuido Podemos a su creación serán disfrutados por otros sectores que nunca estuvieron y que van de camino a la marginalidad. O lo que es peor, volverá la peor versión del PSOE, que tanto perjudicó a Andalucía.

Vienen tiempos de reconstrucción, los poderes globales se están reconfigurando, la correlación de fuerzas en Europa está cambiando con la presión de Francia, Italia, España y Portugal, también, con el concurso de Alemania y el rumbo de la política económica y monetaria europea va hacia otros derroteros que, si no se camina en la dirección de lo público, lo sanitario, lo verde, lo social, la reindustrialización y la transición energética, queda comprometido el futuro, también, el de la Unión Europea.

Si Andalucía no tiene una voz propia, federal, progresista, verde y feminista que la empodere no solo desde el punto de vista político y de pueblo, sino también desde el punto de vista empresarial (en una alianza transversal), la voz hegemónica quedará en manos de las derechas y quedaremos relegados en la nueva distribución de poderes, de inversiones para transformar nuestro modelo social, productivo y energético que sin duda se abordará en los pactos de Estado. Consiguientemente nuestra desigualdad estructural quedará fosilizada, seca.

Andalucía necesita una fuerza política que asuma esa tarea, que es estratégica, para ello precisa fuerza y definir con libertad y sin injerencias las prioridades andaluzas.

El federalismo es la solución para Andalucía y para España, otra cosa es el "a por ellos" de la España de pulsera con residencia en la "ciudad Estado Madrid." Sería bienvenida que la inteligencia colectiva se integrase con ideas de unidad, pluralidad e integración. Lo contrario, a lo más, parecerá un juego de patio de colegio, divertido pero inútil, con cortísimo recorrido.

Si no se avanza en la dirección que la situación indica, la fuerza de los acontecimientos y la realidad sociopolítica andaluza acabarán imponiéndose y Podemos quedará descolgado en Andalucía con la gran trascendencia que esto tendrá para el Gobierno de Coalición progresista. Como yo, mucha gente no lo desea. En la encrucijada.

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